Dom 26.06.2005

EL MUNDO  › PLANES NUCLEARES DEL PRESIDENTE ELECTO

Irán ya luce bomba

La preocupación por los planes de enriquecimiento de uranio domina la reacción occidental a la elección de Mahmud Ahmadinejad, alcalde conservador y fundamentalista de Teherán, como nuevo presidente de Irán.

Por Angus McDowall *
Desde Teherán

Estados Unidos, Gran Bretaña y sus socios europeos urgieron ayer al presidente electo iraní de línea dura, Mahmud Ahmadinejad, a dar garantías al mundo en torno a su programa nuclear, mientras la victoria arrasadora del autoproclamado fundamentalista creaba incertidumbre en Medio Oriente. Ahmadinejad se ha comprometido a defender el derecho de Irán a adquirir tecnología plena de enriquecimiento de uranio, que los países occidentales creen que puede ayudar a la República Islámica a construir una bomba nuclear. “No nos van a dejar progresar con facilidad, pero no debemos rendirnos a su voluntad”, declaró.
Estados Unidos reaccionó a su elección afirmando que Irán estaba “desfasado” de las tendencias a la libertad y la democracia “ejemplificadas en Irak, Afganistán y Líbano”. Jack Straw, el canciller británico, dijo que esperaba que bajo la presidencia de Ahmadinejad “Irán dé rápidos pasos para responder a las preocupaciones internacionales sobre su programa nuclear”, un mensaje del que se hicieron eco Francia y Alemania, que han cooperado con Gran Bretaña en el empeño de persuadir a Teherán de tranquilizar a quienes piensan que está en pos de fabricar armas nucleares. Pero la administración Bush, que está en una tesitura más dura, recibió ayer el mensaje del ayatolá Alí Jamenei, líder espiritual supremo de Irán, de que la elección fue una “humillación profunda” para EE.UU. Y el presidente ruso, Vladimir Putin, salió a decir que su país continuaría la ayuda a Irán en términos de tecnología nuclear.
Washington enfureció a Irán por cuestionar la legitimidad de la elección antes de la primera vuelta, y una vocera del Departamento de Estado declaró ayer: “Seguimos siendo escépticos respecto a la posibilidad de que el régimen iraní esté interesado en responder, tanto a los deseos de su propio pueblo como a las preocupaciones de la comunidad internacional”. Straw, por su parte, dijo que hubo “serias deficiencias” en la elección, advirtiendo que muchos reformistas, y todas las candidatas mujeres, habían sido impedidos de participar.
Pero Ahmadinejad ganó más del 60 por ciento de los votos en la segunda vuelta del viernes contra el ex presidente Alí Akbar Hashemi Rafsanjani. Sacó 17 millones de votos, incluyendo a muchos partidarios del actual presidente reformista, Mohammed Jatami, pese a oponerse a la liberalización social.
En otra área de peso para la comunidad internacional, Ahmadinejad ha dicho que la política petrolera de Irán –el cuarto productor más grande del mundo– necesitaba una clarificación. “El capital más grande del país es hoy la industria del petróleo y nuestras reservas de petróleo –declaró–. La atmósfera que prevalece sobre nuestros acuerdos, producción y exportaciones no es clara. Debemos aclararla.” También se refirió a la necesidad de “apoyar a las empresas petroleras nacionales”. Otras prioridades para su gobierno, que empezará en agosto, incluyen “corregir el sistema bancario” y “resolver los problemas inmediatos de los jóvenes”.
Un tono más estridente podría hacer descarrilar los intentos de promover una mayor distensión con Occidente, una ambición que el nuevo presidente no tiene. Washington acusa a Irán de apoyar al terrorismo y de suprimir la democracia. En el ex guardia revolucionario, que la semana pasada fue elogiado en una publicación de línea dura por dar ayuda a “operaciones de martirio”, EE.UU. ve la suma de todos esos miedos. Desconcertados reformistas están luchando para asimilar la escala de su derrota y preguntándose cómo los enormes mandatos populares ganados por el presidente Jatami en 1997 y 2001 pudieron ser revertidos de un modo tan espectacular. “Todo se va a poner muy mal de ahora en adelante –lamentó Reza, un joven agente de bolsa–. Los votantes deben haber recibido un lavado de cerebro.” Los reformistas temen que el nuevo presidente instigue a un regreso a los códigos políticos y sociales más autoritarios delpasado. Pero los conservadores han minimizado estas preocupaciones, afirmando que su estilo frugal y sus ideales igualitarios son lo que conquistó a los votantes.
Paradójicamente, muchos dijeron ayer que aún estaban de acuerdo con la liberalización del presidente Jatami, pero que votaron por Ahmadinejad porque estaban cansados de ser gobernados por clérigos. “Han habido molás en el poder durante los últimos 26 años, y no han hecho nada por este país, excepto llenarse los bolsillos”, dijo Azam, una mujer de 45 años, de origen social conservador. Para muchos votantes, Rafsanjani representaba todo lo que está mal en la República Islámica: una elite clerical inamovible, la corrupción financiera y una brecha creciente entre ricos y pobres.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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