John Garang, el ex rebelde sudanés convertido en vicepresidente, murió al estrellarse el helicóptero donde viajaba, creando disturbios y miedo de que se reavive la más larga guerra civil africana. En la capital, Jartum, miles de sudaneses del sur atacaron negocios árabes e iniciaron incendios luego de que se hiciera pública su muerte. La policía informó que murieron 24 personas. También hubo reportes de tensión en el sur cuando la gente se reunía para recibir las noticias sobre su líder.
Garang había volado de Uganda al sur de Sudán el sábado a la noche, después de hablar con Yoweri Museveni, el presidente ugandés. Las autoridades ugandesas se alarmaron luego que perdieron contacto con el helicóptero. Los restos fueron encontrados por la gente local en la frontera montañosa entre Uganda y Sudán. Se cree que el piloto voló en medio del mal tiempo y perdió el control de la nave. Seis de los colegas de Garang y siete miembros de la tripulación ugandesa también murieron. La violencia y el generalizado dolor que rodeó la muerte de Garang forzó a la mayoría en Jartum a encerrarse en sus casas. Los dueños cerraron sus negocios.
“¡Asesinos! ¡Asesinos!”, gritaron varios manifestantes del sur de Sudán que aseguraban que el gobierno sudanés, que combatió la fuerza rebelde de Garang por dos décadas hasta los acuerdos de paz de este año, podría estar detrás del accidente.
Su muerte es un golpe muy importante para la seguridad del este de Africa. Kenia fue sede durante años de las conversaciones de paz entre los sectores guerreros sudaneses y ha dado asilo a miles de refugiados del otro lado de la frontera. Uganda deseaba que, luego del acuerdo de paz, Garang ayude al gobierno ugandés a terminar su propia guerra con el rebelde Ejército de la Resistencia del Señor, que usaba las vastas áreas, arrasadas por la guerra, del sur de Sudán como base.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Laura Carpineta.