EL MUNDO
Bush designó a dedo al halcón Bolton como embajador ante la ONU
Pasando por encima del Senado –que bloqueaba el nombramiento–, el presidente norteamericano decretó al neoconservador John Bolton como embajador ante la ONU. “Naciones Unidas no existe”, había comentado Bolton en 1994.
› Por Yolanda Monge *
Desde Washington
A dedo. Así es como finalmente el presidente George W. Bush nombró ayer a John Bolton como nuevo embajador de EE.UU. ante Naciones Unidas. Harto del filibusterismo en el Senado, Bush se valió ayer de sus prerrogativas constitucionales y aprovechó el receso vacacional de agosto del legislativo para instalar en el puesto a un diplomático que nunca ha empleado sutilezas para criticar a la ONU, y cuyo nombramiento ha sido bloqueado sistemáticamente durante cinco meses.
La designación directa de Bolton hace de éste un personaje ya tocado antes de sentarse en la sede de la ONU en Nueva York: los demócratas –y parte del ala republicana– consideran que carece de legitimidad para representar al país. Y por si esto fuera poco, su mandato tiene fecha de caducidad: hasta principios de 2007, cuando concluye el actual período legislativo. “Este puesto es demasiado importante como para estar vacante durante más tiempo, especialmente durante una guerra y en un debate vital sobre la reforma de la ONU”, informó el presidente durante el acto en la Casa Blanca en el que anunció su decisión. La administración Bush veía con preocupación la proximidad de la 60ª Asamblea General de Naciones Unidas, que se celebrará en Nueva York entre el 14 y el 16 de septiembre, sin contar con un embajador en la misma.
Característico por su bigote blanco, Bolton, 56 años, flanqueado por el presidente y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se definió “honrado” por la decisión del presidente. “Será un gran privilegio ser abogado de los valores e intereses de América ante Naciones Unidas, y según los principios de la propia organización, ayudar a mantener la paz y la seguridad internacional.”
Bush insistió ayer en que la nominación de Bolton, realizada el pasado 7 de marzo, estaba siendo apoyada por una gran mayoría del Senado pero que debido a “intereses partidistas y tácticas dilatorias por parte de un puñado de senadores, a John se le han estado negando injustamente los votos que merece”. No es la primera vez que Bush opta por el procedimiento de nombrar a alguien “a dedo”.
El secretario de Estado adjunto para América latina, Otto Reich, fue instalado en su puesto por el mismo procedimiento. Bush ha tenido que torcer el brazo a la realidad y zanjar por decreto una batalla política que prueba una vez más la polarización que domina Washington. El presidente podía haberse envainado el nombramiento y proponer a otro candidato, pero eso hubiese dejado al descubierto su debilidad en un momento delicado, cuando los sondeos sobre su gestión están por debajo del 50%. De esta manera, la Casa Blanca no ha cedido a la petición demócrata, y en algunos casos republicana, de tener acceso a documentos que reflejarían las presiones de Bolton sobre expertos de Inteligencia que no se ajustaban a sus puntos de vista, concretamente sobre la capacidad militar de Cuba y Siria y las amenazas que suponen. Hasta ayer, Bolton fue subsecretario de Estado para el control armamentístico y la seguridad internacional, un cargo desde el que ha abogado por una política dura contra Irán y Corea del Norte ante la falta de acciones claras –en su opinión– por parte de Naciones Unidas. Mientras ocupaba este cargo, Bolton recibió acusaciones de maltratos y agresividad hacia sus subordinados. Poco o nada ayudó también en su votación en el Senado un comentario realizado en 1994, en el que sentenció: “Naciones Unidas no existe”. “Si el edificio de Nueva York perdiera diez pisos, daría exactamente igual”, dijo en aquel entonces.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.