Romano Prodi, el único político italiano que ha demostrado que puede vencer a Silvio Berlusconi, se aseguró su lugar como candidato de la izquierda después de que más de 3 millones de italianos se congregaran para votar en la primera elección primaria del país ayer, en la que obtuvo más del 73 por ciento. La afluencia de votantes fue tal que las urnas se mantuvieron abiertas una hora y media más de lo planeado. Cualquiera podía votar en esta elección, diseñada para apoyar al líder que desafiará a Berlusconi en las elecciones generales previstas para la próxima primavera, a pesar de que se suponía que la participación sería restringida sólo a los simpatizantes regulares de los partidos de izquierda. No se requería prueba alguna de afiliación, aunque se les pedía a los votantes que pagaran un euro cada uno para solventar los costos del proceso.
Romano Prodi, el experto en economía y ex demócrata cristiano popularmente conocido en Italia como “el Profesor”, venció a Berlusconi liderando la coalición de centroizquierda en 1996. Tuvo que dejar el poder dos años después luego de una revuelta del partido de la Refundación Comunista liderado por Fausto Bertinotti. Se convirtió luego en presidente de la Comisión Europea. Bertinotti, uno de los seis candidatos de izquierda que competían con Prodi en la elección de ayer, quedó lejos, en segundo lugar, superando apenas el 15 por ciento. Piero Fassino, el líder del mayor partido de oposición, el Demócrata de Izquierda, había declarado ayer: “Cuando termine la votación, Berlusconi va a estar buscando un solo resultado: cuántos votos conseguirá Romano Prodi, porque él será su adversario en el 2006”. Fassino ha dirigido todo el peso de su partido para apoyar la candidatura de Prodi.
Sin embargo, Prodi recibió un golpe perverso de Berlusconi la semana pasada, cuando el primer ministro introdujo en el Parlamento una gran reforma del sistema electoral italiano. Ya pasó por la Cámara baja y se espera que tampoco tenga problemas en el Senado. La reforma reemplaza el actual sistema híbrido, una mezcla de distrito uninominal y sistema proporcional, por un sistema totalmente proporcional basado en el peso electoral de los partidos. El problema de Prodi, quizás único entre los aspirantes democráticos al poder en Occidente, es que no pertenece a ningún partido. En el antiguo sistema, respaldado por un referéndum en 1993, eso no importaba. En el nuevo sistema, que ya había existido en Italia, la pertenencia a un partido es la única cuestión que sí importa.
Antes de la votación, Prodi había llamado a sus simpatizantes a salir a votar en masa. “Después de esta reforma electoral antidemocrática, necesitamos demostrar que somos fuertes y que tenemos fe en el futuro”, aseguró. A la tarde, luego de oír que la participación había alcanzado los 3 millones de personas, se congratuló: “La democracia ya ganó. Los italianos no aceptan lo que sucedió en los últimos días”. Berlusconi reconoció la victoria de Prodi con mucha ironía: “Prodi tiene una sola manera de ganar las elecciones: hacer votar sólo a los de izquierda”.
La elección fue parcialmente opacada por el asesinato a sangre fría –y de estilo mafioso– de un importante senador de la región sur de Calabria que estaba a punto de votar. A Francesco Fortugno, vicepresidente del Consejo Regional de Calabria, un miembro del partido de centroizquierda Margherita, dos hombres enmascarados le dispararon cinco veces. Murió camino al hospital. Calabria es el hogar de ‘ndrangheta, una versión local y virulenta de la mafia, que dicen sería más rica y más poderosa que la de Sicilia. Si el plan de Berlusconi para construir un gran puente suspendido desde Calabria hasta Sicilia avanza, se teme que las pandillas de los dos lados empiecen una matanza. La oposición se opone al plan. El Consejo Regional de Calabria recientemente demandó a ‘ndrangheta por millones de euros, por daños a la imagen y la economía de la región.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Laura Carpineta.