EL MUNDO
Visita que genera polémica
El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, enfureció ayer a China y a Corea del Sur por visitar por quinta vez desde que llegó al poder en abril de 2001 el santuario sintoísta de Yasukuni, en el centro de Tokio, donde se rinde homenaje a los 2,5 millones de muertos en combate entre 1853 y 1945, incluidos 14 criminales de guerra ejecutados por sentencia del tribunal internacional aliado creado tras la II Guerra Mundial. El embajador de China en Japón, Wang Yi, y el de Corea del Sur, Ra Jong Yil, comunicaron personalmente al ministro japonés de Exteriores, Nobutaka Machimura, una protesta formal de sus gobiernos contra la visita de Koizumi a Yasukuni, cuyo nombre, que significa “nación pacífica”, asocian al pasado imperialista de Japón. El propio Koizumi dijo con firmeza a la prensa que “ningún gobierno extranjero debe pronunciarse sobre cómo expresamos nuestras condolencias para los caídos en guerra”.