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› NICOLAS SARKOZY, AL IGUAL QUE CHIRAC, RECONOCIO EL PROBLEMA DE LA INTEGRACION
El color de la minoría de la France
El ministro de Interior francés volvió con su polémica retórica al definir como “minoría visible” a la población que tiene otro color que el de la “mayoría occidental”. Después de dos semanas, Francia recobró la normalidad en las últimas 24 horas de estado de emergencia.
Por Eduardo Febbro
Desde París
¡Ciudadanos, ciudadanas, la semántica puede salvarlos. Francia puso de moda anoche, en el transcurso de un programa de televisión al que asistió el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, un generoso y elaborado término con que designar a las poblaciones que no tienen el mismo color de piel o los mismos rasgos que la “mayoría” occidental: son “la minoría visible”. Extranjeros o hijos de extranjeros fueron condecorados con ese término a lo largo de un agitado debate en el cual el titular de la cartera de Interior se mostró más mesurado, reconoció los problemas de integración, afirmó que no aceptará que “las fuerzas del orden se excedan” pero recalcó que no se arrepiente de haber utilizado los términos de “escoria” y “bandidos” que empleó para referirse a los habitantes de los suburbios. Sarkozy no se privó tampoco de repetir esos términos a lo largo de la emisión. El programa especial fue por demás ilustrativo del terremoto que sacude al país y de los “excesos” policiales que con tanto encono denuncian los jóvenes de las ciudades periféricas.
En presencia del ministro, el canal France 2 difundió las imágenes de la agresión policial de que fue víctima un joven de Saint-Denis, el primersuburbio que se levantó el jueves pasado. La secuencia es dolorosa: dos policías martirizan a patadas y puñetazos a un joven que acaban de detener mientras otros seis policías observan la escena sin pestañar. Sarkozy reveló inmediatamente que los ocho funcionarios policiales fueron suspendidos por “golpes ilegítimos”. Un consejero municipal miembro de la nueva “minoría visible” presentó un de esos testimonios que retratan la aberrante realidad que viven muchos integrantes de esa minoría. El consejero narró el día en que tuvo cita con el intendente de la municipalidad. Entró por la puerta principal y fue recibido por el responsable. Cuando salió del municipio, lo hizo por la puerta de atrás. Apenas llegar a la vereda los policías lo detuvieron porque sospechaban que se había robado una computadora. Historia de color de piel. La catarsis nacional la completó luego el ministro de Trabajo, cohesión social e integración, Jean Louis Borloo, quien reconoció que el modelo francés de integración había fracasado.
Paralelamente, Francia recobró la normalidad en las últimas 24 horas. Según la policía, tras la instauración del estado de emergencia, las violencias urbanas bajaron notablemente. Sin embargo, la capital francesa fue puesta en estado de observación avanzado luego de que se descubrieran en Internet y en los mensajes textos enviados a través de los teléfonos móviles varios llamados a “organizar reuniones” y perpetrar acciones violentas en París. Ello condujo a que se decretara la prohibición de la venta de combustible en recipientes en las estaciones de servicio. Una medida similar había sido adoptada en la sureña ciudad de Toulouse, aún agitada por la violencia. Las autoridades temen realmente que, aun en pequeña escala, los disturbios se trasladen a París, lo cual tendría según la policía “un efecto desastroso”.
El toque de queda impuesto el miércoles en 21 ciudades del sur de Francia quedó reducido a 14 localidades. El barómetro de la revuelta, es decir la cantidad de autos quemados, muestra una sensible disminución. De los 1400 autos incendiados el domingo por la noche la cifra pasó a casi 500. Con todo, la polémica suscitada por la decisión de Nicolas Sarkozy de expulsar del país a los extranjeros con o sin documentos implicados en los tumultos subió de tono. El MRPA, movimiento contra el racismo y la amistad contra los pueblos, volvió al ataque contra el ministro. El MRPA dijo estar “horrorizado ante esta proposición inaceptable, demagógica y peligrosa”.
Criticado por su ausencia del escenario político en momentos tan violentos y trascendentes, el presidente francés recuperó ayer la palabra. Jacques Chirac se refirió ayer a los extranjeros e interpeló a los padres de los jóvenes que participan en los disturbios. El mandatario llamó “a todos al respeto de su propia responsabilidad, especialmente a los padres del elevado número de menores que, a menudo empujados por los mayores, han participado en la violencia urbana”.
Consciente, sin dudas, consciente de los estragos y la agudización de las divisiones que acarreará la puesta en escena de los extranjeros como culpables ideales, Chirac puntualizó “sean cuales fueren nuestros orígenes, todos somos hijos de la República”. En el curso de la cumbre franco española celebrada ayer en París, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, condenó de forma “absoluta cualquier tipo de violencia” y defendió la idea de una “política activa en lo social”.
Puede que la violencia extrema que conoció Francia durante dos semanas quede atrás, no así la herida y la conciencia de que el modelo de integración había aplastado a millones de individuos. Michel Marcus, magistrado y delegado general del Foro francés para la seguridad urbana, comentaba ayer que el movimiento de jóvenes “es fuerte pero huérfano. Los jóvenes no siguen a ningún líder carismático y no tienen ningún modelo para justificar”. Marcus constata también un hecho visible en las imágenes y en los testimonios recogidos en las zonas agitadas. Esa juventud está sola, sus padres nunca están con ellos, ni para disuadirlos de dejar el combate, ni para apoyarlos. Michel Marcus coincide con el análisis general cuando argumenta que “esos jóvenes son centinelas violentos que expresan nuestro fracaso”.
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