Vie 11.11.2005

EL MUNDO

Modelo británico para armar

Por Marcelo Justo
Desde Londres


El Reino Unido contempla los disturbios en Francia con el oculto deleite del que advierte grietas en la casa del vecino seguro de que nada similar ocurre en la propia morada. Los políticos británicos han guardado en general un respetuoso silencio, pero muchos comentaristas han resaltado la superioridad del modelo multicultural propio a la hora de integrar socialmente a minorías religiosas y étnicas. Esta actitud es calificada de complaciente por organizaciones musulmanes británicas. “Ni en el Reino Unido ni en Europa las cosas están de maravillas. De modo que alegrarse de las fallas del sistema francés es esconder la cabeza en la arena”, dijo a Página/12 el portavoz nacional de la Asociación Musulmana de Gran Bretaña Anas Altakriti.
El Reino Unido tiene alrededor de dos millones de musulmanes –un 4 por ciento de la población– en comparación con los 10 millones –alrededor de un 10 por ciento– que tiene Francia. Los comentaristas británicos no se han concentrado tanto en este factor numérico como en la política aplicada por ambos países respecto de la integración de las minorías provenientes de las ex colonias. Gran Bretaña ha favorecido el llamado modelo multicultural de integración por el que se incorpora al inmigrante a la sociedad aceptando su bagaje cultural en contraste con el republicanismo secular francés que pone hincapié en la asimilación por parte de los inmigrantes de los patrones vigentes en Francia.
El uso del velo y otras prendas femeninas musulmanas en la escuela es un caso típico de la diferencia entre ambas políticas. En Gran Bretaña las escuelas aceptan que las mujeres vayan cubiertas si así lo desean. Francia lo prohíbe porque va en contra de los principios seculares de la República. En un artículo publicado ayer en el matutino The Independent, el comentarista Paul Vallely atacó el modelo francés y sugirió que el británico era el adecuado. “La tradición republicana laica, que exige que la ciudadanía francesa ignore el origen cultural y la orientación religiosa a favor de un proceso de asimilación, no ha sido un método idóneo para evitar la alienación cultural de los musulmanes en Francia”, señaló.
Esta presunta superioridad del modelo británico está abierta a cuestionamiento. En zonas del Norte del país existe una situación que organizaciones antirracistas británicas han calificado de “explosiva” y que en más de una ocasión, como en los incidentes en Oldham y Bradford hace cuatro años, desembocaron en noches de furia como las que se viven hoy en Francia. Pero además los atentados del 7 y 21 de julio pasados dejaron en claro que muchos musulmanes se sienten tan marginados como sus pares franceses y están dispuestos a adoptar medidas mucho más radicales. Los cuatro responsables del primer atentado, que dejó un saldo de más de 50 muertos y cientos de heridos, eran musulmanes británicos. Los del segundo eran inmigrantes o refugiados políticos del norte de Africa. En ese momento, un considerable porcentaje de la clase política, con el primer ministro Tony Blair a la cabeza, denunció el modelo multiculturalista, que para los mismos musulmanes no parece haber producido una mayor integración que el modelo francés. “Lo cierto es que los musulmanes franceses hablan francés en su casa, en la mezquita, en todos lados mientras que aquí muchos musulmanes todavía no aprendieron inglés”, señaló a Página/12 Anas Altakriti.
En todo caso, la situación en Gran Bretaña se ha deteriorado mucho desde el 11 de septiembre, la invasión a Irak y los atentados en Londres. La ley antiterrorista que debe votar hoy el parlamento británico y que propone una extensión a 90 días del período en que la policía puede detener sin cargos a una persona, puede agravar las cosas. El gobierno ha justificado la medida por la nueva situación de seguridad a raíz de los atentados del 7 y el 21 de julio. Una alianza de diputados opositores y oficialistas rebeldes está intentando derrotar la propuesta gubernamental. Para los musulmanes si la medida triunfa será una victoria para los terroristas. “Uno puede imaginar lo que va a pasar. La gente que debería apoyar al gobierno en su lucha contra el terrorismo se va a sentir marginada por esta ley. En vez de apoyar al gobierno, lo va a percibir como a un enemigo”, dijo Altakriti.
Los comentaristas británicos han apuntado a un segundo factor en esta crisis: la actitud de la clase política francesa. En un artículo publicado por el vespertino Evening Standard, el ex asesor del gobierno laborista Lance Price condenó las divisiones y la complacencia del gobierno galo. “Chirac tardó más de una semana en dirigirse a la nación. Daría la impresión que habita en otro mundo al común de los mortales. Sería inimaginable que Tony Blair esperase una semana para lidiar con una situación de este nivel de gravedad. Igualmente inimaginable es que el ministro del interior británico Charles Clarke utilice el término ‘chusma’ para describir a los responsables de los disturbios”, ironizó.

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