Sáb 12.11.2005

EL MUNDO  › IMPRESIONANTE OPERATIVO DE SEGURIDAD POR EL FERIADO DE AYER

Fin de semana largo y tenso en París

Fueron movilizados 12 mil policías en todo el país. Sin embargo, “apenas” hubo 400 autos quemados y una marcha de paz con pañuelos blancos en la cabeza. En el sur, dos molotov contra una mezquita con fieles adentro.

› Por Eduardo Febbro
Desde París

La capital de Francia pasó el viernes y se fue a dormir bajo un estricto control policial. Ayer era el día de las tradicionales celebraciones del armisticio del 11 de noviembre de 1918, que puso término a la Primera Guerra Mundial, y las “amenazas virtuales” que circulan por Internet desencadenaron el despliegue de un imponente servicio policial. Cuatro vehículos fueron incendiados anoche aquí en París, mientras que en la provincia un policía resultó gravemente herido por la explosión de un cóctel molotov. En la sureña localidad de Carpentras, célebre por la profanación de un cementerio judío, dos bombas incendiarias fueron arrojadas contra la sinagoga de la ciudad.
Los servicios de seguridad interceptaron una caudalosa correspondencia virtual –por Internet y por mensajes de texto a través de celulares– entre los protagonistas de los disturbios de las últimas dos semanas. Desde hace dos días circulan llamados a encender focos de violencia en París. La policía temía que los jóvenes aprovecharan el feriado del viernes y el partido de fútbol amistoso de hoy, sábado, entre Francia y Alemania para trasladar al corazón de París la insatisfacción de los suburbios. Según la prefectura parisina, los mensajes “convocaron para el 12 de noviembre a organizar reuniones en París y a perpetrar acciones violentas”.
La amenaza fue tomada tan en serio que las autoridades prohibieron las reuniones públicas el sábado y el domingo en la capital, e impusieron una estricta vigilancia de todas las redes de trenes que llegan a la ciudad. Tres mil policías patrullaron ayer las calles céntricas y un total de 12.000 efectivos habían sido movilizados en todo el país. Aunque la merma de incendios es una constante desde hace 4 días, la tensión no ha dejado el primer plano. Las cifras de autos quemados se estabilizaron en un promedio de poco más de 400 por día, cifra que contrasta con los 1400 del fin de semana pasada.
El Ejecutivo cuenta con el efecto disuasivo que puede tener sobre los jóvenes la suspensión de ocho policías, el arresto de dos y la inculpación de otros cuatro que golpearon salvajemente a un muchacho de 19 años. La secuencia, filmada por la televisión, es de una inobjetable brutalidad. En el video, dos de los ocho policías golpean al joven que estaba en el piso, mientras los otros asisten a la escena sin intervenir. Este primer castigo impuesto a las fuerzas policiales aparece como una forma de justicia y sanciona una de las prácticas más denunciadas por la juventud de los suburbios, la brutalidad policial.
Con todo, la persistencia de los focos de violencia revela que los ánimos están lejos de haberse calmado. Desde hace cuatro días se asiste a una masiva intervención de todos los actores políticos, religiosos, artísticos, sociales y barriales que intervienen en el espacio público con reiterados llamados a la calma, al dialogo y la negociación. Ayer, la organización Respeto de los Suburbios, que agrupa a 162 grupos barriales, organizó una manifestación hasta el Muro de la Paz construido en el Campo de Marte, al pie de la Torre Eiffel. La cita, que contó con escasa asistencia –menos de 300 personas– reclamó el cese de la violencia y planteó que las autoridades se decidan de una buena vez a escuchar las demandas de los barrios periféricos.
Sin que el paralelismo sea extensivo y salvando las diferencias de la situación histórica con la Argentina, muchos manifestantes llevaban pañuelos blancos atados en la cabeza. “Es un signo de paz, de reconciliación y de justicia”, explicó Mahmud, un joven de 19 años del barrio de la Courneuve y militante de la ONG SOS Racismo. Rachiz Nekkaz, uno de los portavoces de Respeto a los Suburbios, explicó que se trataba de hacer pasar un mensaje simple: “Que los jóvenes respeten a los policíasy que éstos respeten a los jóvenes”. Nekkaz, que rechazó de cuajo las medidas de excepción tomadas por el gobierno –estado de emergencia, toque de queda, expulsión de los extranjeros implicados en los disturbios– señaló que el movimiento quería “intercalarse entre la violencia urbana que sacude a los barrios y la violencia institucional de las fueras del orden y del gobierno”.
Existe un consenso “combativo” en torno de una serie de exigencias mínimas para conseguir el apaciguamiento completo del panorama. A nadie le quedan muchas dudas sobre la forma en que la policía trata a los jóvenes en las barriadas. En este contexto, Hassan Ben M’Barek, miembro de Ciudadanía y Democracia, decía ayer que “no estaría mal que para comenzar los policías empezaran por tratar de usted a la gente”. Todos los que acudieron ayer a la Torre Eiffel querían que la República Francesa dejara de tratarlos como ciudadanos de segunda categoría.

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