EL MUNDO
› RECHAZA LA UE EL PRESUPUESTO DE BLAIR
Las prebendas del Reino Unido
› Por Andreu Missé y Walter Oppehemer *
Desde Bruselas y Londres
Después de cinco meses de inactividad presupuestaria, la presidencia británica ha presentado su proyecto de perspectivas financieras para 2007-2013 (los presupuestos comunitarios para los próximos siete años) cuando apenas quedan dos semanas para la celebración de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que debe aprobarlas. La estrategia del primer ministro británico, Tony Blair, ha buscado reducir al mínimo el plazo de la negociación. El titular el Ejecutivo de la Unión Europea (UE), José Manuel Durao Barroso, calificó al proyecto británico de “inaceptable”, sólo para una “mini-Europa” y no “para una Europa fuerte”.
Blair intentó el sistema de “lo toma o lo deja”, que afecta de manera especial a los nuevos Estados miembros, los más necesitados de fondos y que apenas cuentan con margen de maniobra. El objetivo de las dilaciones británicas es salvar su cheque (unos 6000 millones de dólares anuales) que el Reino Unido recibe desde 1984, cuando la primera ministra, Margaret Thatcher, logró esa transferencia de los demás Estados para compensar los escasos aportes que recibía su país en concepto de ayudas agrícolas.
El cheque británico fue ya el núcleo de la discordia que impidió el acuerdo presupuestario en la cumbre de junio pasado. En principio se había planteado eliminarlo por considerar que se habían modificado las condiciones que lo habían propiciado. “Cuando se implantó el cheque –señala un funcionario comunitario–, el Reino Unido era un país pobre y el gasto agrícola representaba el 73 por ciento del total. Hoy no tiene sentido, es uno de los países más ricos de la UE y el gasto agrícola apenas representa el 40 por ciento del total.”
La semana pasada, Blair ofreció una rebaja de la compensación lograda por Thatcher si los demás países de la UE aceptaban una reforma de la PAC (Política Agrícola Común). De lo contrario, planteaba una rebaja del presupuesto comunitario por unos 26.400 millones de dólares, de los que 19.200 serían a costa de los nuevos miembros. Las posibilidades de abrir la reforma agrícola eran mínimas por la oposición de Francia, España e Italia, entre otros. Ante las dificultades, Blair exploró el camino del recorte. Mantuvo conversaciones con Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia. A cambio de rebajar sus dotaciones en fondos estructurales en un 10 por ciento, ofreció una disminución de sus aportes al cheque. Argumentó que el impacto de ésta sería pequeño, ya que los nuevos Estados apenas tendrían tiempo de implementar los programas para su aprovechamiento, mientras que una falta de acuerdo tendría efectos peores pues lo perderían todo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.