Dom 11.12.2005

EL MUNDO

Chile vota hoy, con un fuerte debate sobre la distribución de la riqueza

Es el gran tema electoral, que todos ven como una asignatura pendiente y hasta la derecha lo reivindica como bandera.

Por Mercedes López San Miguel
Desde Santiago


Los 33 grados pronosticados para hoy en Santiago calentarán aún más los ánimos de 8,2 millones de chilenos habilitados para votar al cuarto presidente de la democracia. El dato significativo de esta elección está dado por la posibilidad de que Michelle Bachelet, hija de un general asesinado por las huestes de Augusto Pinochet, se convierta en la primera mujer presidenta de Chile, en primera o segunda vuelta, según marcaron los últimos sondeos. Sus contendientes de derecha, el empresario Sebastián Piñera y el pinochetista renegado Joaquín Lavín, están en segundo y tercer lugar en preferencias. Hay entre estos ex aliados un compromiso de palabra de apoyarse mutuamente si hubiera ballottage. Tomás Hirsch, candidato de la alianza humanistas-comunistas, asoma en un cuarto lugar y enarbola la bandera de que hay muchas cuentas pendientes en el Chile del libremercado. Ayer, en víspera de las presidenciales, la gente vivía una jornada con cierta indolencia en la zona acomodada de la ciudad, Los Condes, donde el pinochetismo supo ser fuerte. “Voy a votar a la derecha, obvio”, dijo Marcela, de 49 años. “Yo no voto, no estoy inscripto”, contó Martín, desinteresado a los 20. La economía marcha desde el retorno democrático a buen ritmo, pero el tema pendiente es la desigualdad. Casi bizarra, la derecha se presenta como el adalid en esa lucha y afirma que tiene las herramientas necesarias.
Piñera se autoproclama de centro, reivindicando su pasado afín a la Democracia Cristiana, y se publicita como la novedad de la campaña al rechazar el pasado negro del país. Se mostró hasta el hartazgo en los medios, incluso ayer y rompiendo la veda electoral.
En la zona céntrica de la ciudad, donde son más los sectores medios concertacionistas, una joven de 22 años dice que votará por Bachelet porque representa más que una política. “Es como otras mujeres fuertes, Gladys Marín (fallecida de cáncer hace poco menos de una año, dirigente comunista) como Sarah Larraín (dirigente ecologista)”. José Fuertes, de 22 años, afirma que su voto será nulo “porque el sistema binominal no es representativo”.
El presidente saliente Ricardo Lagos, de la Concertación, termina su gestión con el 71 por ciento de apoyo. Sin embargo, la distribución del ingreso, históricamente desigual en Chile, es el reclamo con el que se va de La Moneda, amén de aspectos pendientes en Salud y Sistema Social. Su delfín Bachelet enfatizó este punto criticado de izquierda a derecha y la desigualdad record es atribuible al sistema liberal que dejó el régimen pinochetista y que fue corregido, en algunos aspectos con firmeza, por el actual oficialismo.
La derecha más dura representada por Lavín, de la Unión Democrática Independiente (UDI), y la centroderecha de Piñera por Renovación Nacional, critican un modelo que no están dispuestos a modificar. Juan Antonio Goloma, jefe de campaña de la UDI, señaló ayer a este diario que la Concertación va a tener menos votos que en otra elección desde que se reinstauró la democracia. Ahora, dijo, “pensamos solamente en el futuro”, dijo, renegando de su pasado.
El candidato de la izquierda, Hirsch, dijo a Página/12 que la Concertación se fue en promesas y abandonó las banderas del inicio democrático. “La gente a pesar de vivir en la pobreza nos muestra su optimismo”, dijo por su parte Piñera ayer, durante una salida mediática en el zoológico.
Es dable destacar en la campaña de Hirsch que haya incluido a figuras relacionadas con los derechos humanos. El caso de Carmen Hertz, como candidata a diputada, el economista Manuel Riesgo y el conocido abogado de derechos humanos Eduardo Contreras. Además de elegirse presidente, hoy se renueva la mitad del Senado (20 de 38 bancas)y la totalidad de Diputados (120 bancas).
Con todo, en una sociedad tildada de conservadora como la chilena, la elección de una mujer, hija de un desaparecido por la dictadura, separada, agnóstica y ex ministra de Defensa, está por representar un cambio histórico, un nuevo paso que hace apenas 16 años salió de su noche más oscura.
En estos tres lustros, la sombra de Pinochet y los pinochetistas tuteló la democracia. Recién en el período de Lagos pudo alcanzarse algún grado de justicia, en parte por las presiones internacionales. El pasado pareció no estar presente en la campaña salvo para Hirsch. La derecha dice haber aprendido la lección.

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