EL MUNDO
› ALTA SEGURIDAD POR LAS PARLAMENTARIAS DE HOY
Irak, modelo para (des)armar
› Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad
Bagdad parecía una ciudad fantasma ayer debido a la prohibición de circulación de vehículos para prevenir ataques suicidas en las elecciones legislativas de hoy, que producirán el primer gobierno soberano iraquí electo por todas las comunidades desde la invasión. Pocas personas aparecían en las calles, además de policías y soldados. El rugido de generadores, esenciales por la falta de electricidad, era el único sonido que retumbaba en las calles vacías. Se espera que los árabes sunnitas, el núcleo de la resistencia armada, voten esta vez, en una marcha atrás de su boicot a las elecciones parlamentarias del 30 de enero pasado. Algunos grupos insurgentes llamaron a una gran concurrencia sunnita, e incluso aquellos que piden boicotear las elecciones no amenazan con atacar a los votantes.
Se espera que la gran mayoría de los votos para el Parlamento de 275 bancas vaya a partidos que representan una única etnia o grupo religioso. Además es probable que la Alianza Iraquí Unida (UIA, por sus siglas en inglés), la coalición de partidos religiosos chiítas, gane una vez más el número más grande de bancas. Si le va bien, es probable que renueve su alianza con los dos principales partidos kurdos, que compiten en las elecciones con una sola boleta. “Los kurdos consideran su combinación con los partidos religiosos chiítas como una alianza estratégica que no deben abandonar aunque no les agraden mucho”, dijo un comentarista kurdo. Pero a los kurdos les gustaría actuar como agentes de poder y atenuar su apoyo en los partidos clericales chiítas introduciendo a árabes sunnitas y líderes seculares como Iyad Allawi, el ex primer ministro, cuando se forme un gobierno.
Las elecciones actuales difieren significativamente de las elecciones parlamentarias de enero. Esta vez los sunnitas van a votar. Probablemente conquistarán alrededor de 55 bancas, comparadas con las 17 que obtuvieron la última vez que boicotearon. Pero son solamente el 20 por ciento de la población y, aunque su representación puede aumentar, aún serán una minoría. Saben que la verdadera razón por la cual a Washington y Londres les interesan sus opiniones es que han matado o herido a 17.000 soldados norteamericanos. La resistencia armada seguirá siendo su carta política más efectiva. No la abandonarán, excepto a cambio de un acuerdo estadounidense de retiro.
Los términos de un retiro norteamericano serán un tema central en la política iraquí en los próximos dos años. Los militares estadounidenses han contenido pero no son capaces de aplastar la insurrección sunnita. El presidente George W. Bush dice que las fuerzas estadounidenses se quedarán hasta que el ejército y la policía iraquíes hayan sido entrenados y equipados para vencer a los insurgentes. Sin embargo, es improbable que esto ocurra, porque el ejército iraquí está dividido entre sunnitas, chiítas y kurdos. La dificultad no es la falta de personal o experiencia militar, sino lealtad al Estado. Si las unidades sunnitas son utilizadas contra insurgentes sunnitas, pueden rebelarse. Si las unidades chiítas o kurdas son desplegadas desenfrenadamente por el ejército estadounidense, pueden provocar una revuelta mayor. Si la insurgencia no puede ser reprimida por la fuerza, entonces un cese al fuego tiene que lograrse por acuerdo. El precio sunnita por un acuerdo para terminar la insurgencia armada sería un retiro norteamericano.
El grado de éxito de Iyad Allawi también será importante para el futuro de Irak. Los lemas de sus campañas enfatizan que es un nacionalista secular, un hombre fuerte capaz de proveer a los iraquíes de la seguridad que buscan. Muchos iraquíes entrevistados en las calles de Bagdad encuentran esto atrayente. Un problema para Allawi es que los votos seculares y nacionalistas pueden no ser suficientes.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Virginia Scardamaglia.