El premier palestino, Ahmed Qureia, presentó ayer la dimisión al presidente Mahmud Abbas. Todos los indicios apuntan a que se trata de un nuevo episodio de la grave crisis que padece el partido gobernante, Al Fatah, que el miércoles por la noche, cuando vencía el plazo para la presentación de candidaturas para las elecciones legislativas del 25 de enero, sufrió una escisión encabezada por el carismático dirigente Maruan Barguti, encarcelado en una prisión israelí.
Ayer, altas figuras de Al Fatah intentaron convencerlo, sin éxito, para que vuelva a las filas. Eso no fue todo. El partido de Abbas también recibió un revés en la cuarta ronda de las elecciones municipales al perder dos de las más pobladas ciudades de Cisjordania a manos del movimiento radical Hamas. Aunque la legislación establece que todos los miembros del gobierno deben renunciar antes de los comicios, la dimisión del jefe del Ejecutivo pocas horas después de que los jóvenes de Al Fatah se rebelaran contra la candidatura oficial del partido, en la que abundan dirigentes de la vieja guardia, apunta a otro motivo. Según fuentes palestinas citadas por el diario israelí Yediot Ahronot, el primer ministro muestra así su disconformidad con el cuarto puesto que le ha sido otorgado en la lista de Al Fatah.