Mar 27.12.2005

EL MUNDO  › UN ATAQUE CON GAS EN SAN PETERSBURGO DEJO 78 INTOXICADOS

Cuando ir de compras es tóxico

El miedo al terrorismo sobrevoló Rusia por una bomba de gas arrojada en una tienda. Había artefactos similares en otras sucursales.

› Por Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

“El San Petersburgo de los bandidos” es el título de una teleserie en la que se muestra que quienes aseveran que la que fuera sede del zar se ha convertido en la “capital criminal de Rusia” no están errados. Las mafias que dan “techo” –es decir, esa protección de bandoleros que en realidad es extorsión– son sus protagonistas. Pero también en la realidad el crimen reina en esa hermosa ciudad a orillas del Neva. El fin de semana un estudiante negro fue asesinado en San Petersburgo y ayer 78 personas tuvieron que ser hospitalizadas por intoxicación después de un ataque con gas contra una tienda.
A eso de las 11.30 de ayer, en la tienda ubicada en la avenida Moscú 131 de San Petersburgo, perteneciente a la cadena Maxidón, estalló una bomba con gas cuando uno de los empleados pisó por casualidad el artefacto. La mayoría de los intoxicados eran empleados de la tienda, que vende artículos para reparaciones de casa. El pánico cundió en un primer momento en la tienda y, a los pocos minutos, cuando las agencias divulgaron la noticia, el fantasma del terrorismo recorrió toda Rusia al temerse que se tratara de un gas mortífero como el utilizado en Japón 10 años atrás por la secta religiosa Aun Shimrikyo en el metro de Tokio. Por fortuna, la realidad resultó ser más misericordiosa.
Inmediatamente después del incidente, las otras tiendas de la cadena fueron inspeccionadas. En dos de ellas se encontraron sendos artefactos de los que sobresalían cables: resultaron ser bombas caseras, que contenían ampollas con gas. Un mecanismo de relojería debía romperlas a una hora determinada para que el gas se esparciera por el local.
Después de realizar los análisis correspondientes, los peritos determinaron que el gas usado en las bombas era el mercaptán que, por su mal olor, se usa en muchos países para agregar al gas natural, que es inodoro, con el fin de que la gente se dé cuenta cuando se producen fugas y tome medidas para evitar explosiones.
El hecho de que los blancos del ataque fueran tiendas de una misma cadena indica que lo más probable es que el incidente haya sido obra de las mafias sampeterburguesas. Maxidón es una cadena que hace poco entró en el mercado local y es posible que se negara a tener “techo”, es decir, a pagar a las mafias que controlan el rubro de las reparaciones de casa. Y entonces éstas pueden haber decidido hacerle una “pequeña advertencia” a Maxidón.
Sea como fuere, el Ministerio del Interior descartó completamente que los ataques con gas contra la cadena sampeterburguesa fueran obra de terroristas y la fiscalía abrió una causa criminal por “gamberrismo”. De las decenas de personas afectadas por el gas, sólo tres permanecían hospitalizadas a última hora de ayer y la vida de ninguna de ellas corre peligro. Pero no sólo las mafias se muestran activas en San Petersburgo. En los últimos tiempos los ultranacionalistas –principalmente los llamados cabezas rapadas– se convirtieron en terror de los extranjeros y ciudadanos rusos de aspecto no eslavo. La última víctima mortal de las bandas fascistas es un estudiante de Camerún, asesinado el sábado pasado.
Kanhem Leon, de 28 años, y su amigo de Namibia fueron atacados la Nochebuena por un grupo de jóvenes en la calle de la Infantería de Marina. Todos iban vestidos con cazadoras y gorros de color negro y armados con navajas y botellas. Leon fue asesinado de un certero golpe de cuchilla en el cuello, en la zona de la carótida. El estudiante de Namibia logró huir. Aproximadamente a la misma hora y a 300 metros del lugar donde fue asesinado Leon, un estudiante de Kenia fue atacado y tuvo que ser hospitalizado con heridas de arma blanca en la cintura y nalgas.
Leon es el cuarto estudiante extranjero asesinado este año en San Petersburgo por bandas de xenófobos. Después de la tragedia, la policía rodeó la residencia donde vivía Leon y su amigo con el fin de proteger a los estudiantes extranjeros. Muchos de ellos, atemorizados por lo ocurrido, desistieron de sus planes de ir a misa de gallo y celebrar la Navidad con los pocos católicos de San Petersburgo (la mayoría de los rusos son ortodoxos y celebran el nacimiento de Cristo según el calendario juliano, que cae en la noche del 6 al 7 de enero de nuestro calendario gregoriano). Cerca de 14 jóvenes fueron detenidos en conexión con los ataques racistas durante Nochebuena, pero todos fueron dejados en libertad.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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