Evo Morales eligió ayer a Cuba como primer destino de sus viajes como presidente electo. Su misión es vista como la primera puntada de una alianza antiimperialista de Bolivia con la isla y Venezuela.
Apenas unos días después de ganar las elecciones en Bolivia por mayoría absoluta, Evo Morales llegó ayer a La Habana para entrevistarse con Fidel Castro, que en los últimos años ha ejercido casi de padrino político y consejero del líder cocalero. Aunque hasta el 22 de enero no tomará posesión del cargo, el mandatario cubano lo recibió en el aeropuerto con honores de jefe de Estado y tratamiento oficial de “compañero”, reservado en la isla sólo a aquellos que son considerados “amigos de la revolución”. Es la quinta vez que Morales visita Cuba, pero la primera como presidente electo.
“El mapa (político) viene cambiando, hay que reflexionar, hay que observar mucho e informarse bien”, dijo Castro al recibir a Morales sobre la actual realidad de América latina. Sobre el presidente electo aseguró que “ha conmocionado al mundo”. “Sí, por primera vez un presidente indígena en Bolivia, es algo extraordinario”, consideró.
Morales dejó ver su ferviente admiración por el líder de la revolución cubana, con quien se fundió en un abrazo y a quien llamó “comandante”. “Qué no haríamos nosotros por los hermanos bolivianos”, dijo Castro durante el acto con un grupo de jóvenes bolivianos que estudian en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana y que tuvo su primera graduación este año. Morales, a su vez, manifestó su agradecimiento a Fidel Castro: el líder boliviano dijo sentirse “muy contento y muy feliz” de estar compartiendo con Castro y consideró que su presencia en Cuba simboliza “el encuentro de dos generaciones de la lucha por la dignidad, de dos revoluciones por la vida y la humanidad”.
Cuba asumió como un triunfo propio y una “esperanza” para América Latina la victoria de Morales. “Hemos abordado muchos problemas y hemos aprendido muchos unos con otros”, dijo Castro en referencia a las conversaciones con Morales, a quien calificó de “queridísimo hermano”, y reveló que ambos hablaron con el presidente venezolano Hugo Chávez por teléfono.
Morales llegó a La Habana acompañado de una delegación de diputados electos del Movimiento al Socialismo (MAS) en una nave de Cubana de Aviación enviada especialmente por Castro para llevarlo. Se trató de una visita relámpago –menos de 24 horas, ya que regresará a Bolivia hoy para recibir el Año Nuevo en su natal Orinoca, 400 kilómetros al sur de La Paz– de características especiales. Hasta el viernes, no había programa oficial ni más objetivo declarado que el encuentro entre ambos líderes, que durante los últimos cuatro años han trabado una intensa relación de amistad y complicidad, cimentada en su sintonía política e ideológica y en los sueños comunes de impulsar una integración latinoamericana “verdadera”, que sirva de freno al “imperialismo yanqui” en el hemisferio.
El diario oficial Granma se congratulaba ayer en primera plana de la visita del “compañero Evo Morales, Presidente electo de la hermana República de Bolivia”, y resaltaba el compromiso de Cuba y de los nuevos dirigentes bolivianos en “consolidar una verdadera integración basada en la solidaridad y el humanismo”. En el aeropuerto, antes de sonar los himnos y las marchas militares ante una representación de soldados vestidos con uniforme de gala, Castro, quien acudió a recibir a Chávez vestido en uniforme verde oliva, llamaba a “ser reflexivos” ante el cambio de la correlación de fuerzas en América Latina.
Momentos después de pisar tierra, el líder del MAS declaró sentirse “emocionado”. Y Castro repuso: “Lo invitamos antes de las elecciones porque sabíamos que iba a triunfar”. No hay casualidad en que el primer viaje al exterior de Evo Morales después de su victoria en las urnas haya sido a Cuba. Desde hace años, el presidente electo de Bolivia visita LaHabana y se reúne con Fidel Castro, a quien considera un “ejemplo de dignidad” y un compañero de lucha. No sólo hay admiración e intereses estratégicos compartidos; Morales, como Hugo Chávez, es considerado por los analistas un discípulo aventajado del líder comunista. Hace solo unos meses, después de participar en una gigantesca concentración en la Plaza de la Revolución por el Primero de Mayo, Evo Morales confesaba: “Me voy convencido de que hay dos hombres, Fidel Castro y Hugo Chávez; que ha dos fuerzas, los pueblos de Cuba y Venezuela, que son libertarios de América y del mundo, y los pueblos indígenas tenemos muchas ganas de incorporarnos a esa lucha contra el imperio”.
Sin duda, muchas cosas tienen en agenda el mandatario cubano y el presidente electo de Bolivia, firme partidario de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), la propuesta integracionista de Chávez y Castro contrapuesta al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que promueve Washington. Uno de los pilares fundamentales del ALBA es el petróleo venezolano y la creación de una “gran alianza energética regional”, con la que se pretende apuntalar ‘la seguridad y la independencia” del continente, esquivando los intereses de las grandes trasnacionales petroleras, en abierto desafío a Estados Unidos.
El gas y el crudo boliviano podrían ser, sin lugar a dudas, un importante activo para el gran proyecto de PetroAndina y PetroAmérica con el que sueña Chávez y que planea dotar de infraestructuras comunes a los países productores del área.
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