Bolivia y su presidente electo, el indígena Evo Morales, parecieron haberse ganado un nuevo amigo ayer en España. Evo aseguró que Repsol YPF estaba interesada en la industrialización de Bolivia.
El próximo presidente boliviano, Evo Morales, cumplió su objetivo en España: tranquilizar a las empresas petroleras de ese país y comenzar a acercarse al gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, un posible puente para integrarse a Europa y aliado ante los organismos internacionales. Después de reunirse con Zapatero en el Palacio de la Moncloa, Evo anunció que Madrid condonará “una parte sustancial” de la deuda externa boliviana para desarrollar planes de educación. En cuanto a las inversiones extranjeras, Morales volvió a afirmar que lo que buscará su gobierno son “socios de empresarios privados extranjeros, pero no dueños de nuestros recursos naturales”.
Bolivia se ganó un amigo ayer. Esa fue la impresión que dejaron Zapatero y Morales en la entrevista de prensa que dieron conjuntamente después de reunirse en el palacio presidencial. El líder indígena agradeció al mandatario español por ofrecerse para “abrir las puertas para entrar a Europa” y para ser “aliado y mediador” de Bolivia ante los organismos internacionales y los gobiernos extranjeros, declaraciones que pueden entenderse como un apoyo por adelantado ante una eventual disputa con Estados Unidos. Sobre cómo actuará con las empresas extranjeras, uno de los mayores miedos en Madrid, Evo reaseguró que su “gobierno va a ejercer el derecho de autonomía y de propiedad sobre sus recursos naturales”.
Morales se vio con todos. Después de la entrevista con Zapatero y de la conferencia de prensa, se trasladó al Palacio de la Zarzuela, donde fue recibido en audiencia por el rey Juan Carlos. El líder cocalero también se reunió con el canciller, Miguel Angel Moratinos; el ministro de Industria, José Montilla, y el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias. Además tenía previsto conversar con dirigentes sindicales, empresariales y con miembros del partido español Izquierda Unida.
Sin embargo, uno de los encuentros más esperados era el del Evo –como lo llaman en su país– con los máximos directivos de Repsol YPF, durante un almuerzo con empresarios españoles. El diálogo fue “abierto y distendido”, según fuentes de la empresa petrolera, la de mayor presencia en Bolivia, que a su vez es el segundo país en Sudamérica en reservas de gas natural. Los directivos de Repsol no hicieron declaraciones, aunque Evo afirmó luego que le habían asegurado que quieren invertir en la industrialización de Bolivia. El gobierno español ofició de vocero del sector empresarial al pedirle al próximo presidente boliviano “seguridad jurídica” para los actuales contratos, “independientemente de que el nuevo gobierno boliviano pueda cambiar la dirección económica del país en un sentido y otro”, según explicó un vocero de la Cancillería.
En su primera visita a España, el líder indígena llegó a Madrid procedente de Venezuela, donde proclamó su unión a la alianza estratégica “antineoliberal” que forman el presidente Hugo Chávez y el mandatario cubano, Fidel Castro. Es este eje el que rechaza el Partido Popular (PP) de España, que declaró que no se reunió con el presidente electo boliviano por falta de tiempo, aunque sí quiso opinar sobre la victoria del Movimiento al Socialismo (MAS) de diciembre pasado. Para el portavoz del PP en la Comisión de Asuntos Exteriores de Diputados, Gustavo Arístegui, la aplastante victoria en primera vuelta se debió “a una inundación de petrodólares procedentes de Venezuela”.
Más allá de las fotos y de las declaraciones formales, la visita de 36 horas del líder cocalero a España tuvo resultados tangibles. Zapatero comprometió el apoyo de España a proyectos de modernización del sector agrario boliviano y la ayuda para crear una infraestructura de regadíos para ayudar a los pequeños productores del campo. Más todavía, el Ejecutivo español anunció que aumentará gradualmente su cooperación con Bolivia hasta alcanzar, este mismo año, los 60 millones de euros. En el 2005, la ayuda a La Paz fue de 45 millones de euros. Esta nueva relación bilateral es especialmente importante para Bolivia, ya que España es uno de sus principales inversores extranjeros, principalmente en los sectores energético, financiero, químico y de las comunicaciones.
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