EL MUNDO › ESCANDALO POR LA ALIANZA DE CARACAS CON HUMALA
La imagen del ex teniente coronel y actual candidato presidencial Ollanta Humala junto al presidente venezolano Hugo Chávez y al recientemente electo Evo Morales, cuando ambos hablaron en Caracas de un frente antiimperialista y antineoliberal, y las elogiosas palabras que Chávez le dedicó al candidato peruano, haciendo público su deseo de que sea el próximo presidente del Perú, produjeron las iras del gobierno de Alejandro Toledo, que reaccionó denunciando una “intromisión en los asuntos internos del Perú” por parte de Chávez y llamando a Lima a su embajador en Caracas. Los principales diarios del país y los programas políticos de la televisión reaccionaron en la misma línea, dedicando amplios espacios para atacar a Humala y a Chávez.
Humala saltó repentinamente a la fama cuando se sublevó en el año 2000 contra el por entonces ya agonizante gobierno del hoy encarcelado Alberto Fujimori. El rebelde fue reincorporado al ejército luego de la caída de Fujimori, y en diciembre del 2004 pasado a retiro. Como candidato presidencial ha levantado una propuesta que cuestiona frontalmente el modelo neoliberal y a toda la clase política, discurso con el que ha escalado rápidamente en las encuestas, hasta alcanzar en el primer lugar a la candidata de la derechista Unidad Nacional, Lourdes Flores. Hugo Chávez llamó a Humala “un Quijote” por su levantamiento contra Fujimori y lo calificó como “un muchacho entregado a esta batalla que nos une, el nacionalismo, el rescate de los recursos naturales, de la soberanía, enfrentar a la amenaza del ALCA, exigir respeto para nuestros pueblos”. En primera fila en el salón del Palacio de Miraflores en el que Chávez recibió a Evo Morales, Humala escuchó los elogios con una gran sonrisa y moviendo la cabeza en señal de aprobación. A su lado estaba su esposa, Nadine, que sonreía con el mismo gesto de orgullo que Ollanta. Morales se sumó a los elogios al candidato peruano. “El compañero Ollanta es parte de ese movimiento (antineoliberal y de reivindicación de los pueblos indígenas), de esa rebelión”, dijo Morales. Los tres se abrazaron sonrientes.
La respuesta del gobierno de Toledo a tantas alabanzas fue una nota de protesta al gobierno venezolano, en la que se señala que el apoyo de Chávez a Humala “no se condice con el derecho internacional”. Las relaciones entre Toledo –un estrecho aliado de Estados Unidos– y Chávez nunca han sido buenas. Luego del golpe del 2002 contra Chávez, y antes de que éste retornara al poder, Toledo se apresuró a declarar, casi en tono celebratorio, que Chávez “nunca fue santo de mi devoción”. El embajador peruano en Venezuela, Carlos Urrutia, viajó de emergencia a Lima y, luego de reunirse por más de tres horas con el canciller Oscar Maúrtua, intentó bajarle el tono a la crisis, expresando su deseo de que “esto no afecte las relaciones entre nuestros dos países, esperemos que esto se resuelva lo antes posible”.
Humala respondió a las críticas negando las versiones de que Chávez financia su campaña y asegurando que éste fue su primer encuentro con el presidente venezolano. En tono sarcástico dijo que “Toledo va a tener que soportar más intromisiones e injerencias, porque esto es el inicio”, y anunció próximos viajes a otros países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, para “difundir nuestro mensaje de integración latinoamericana”.
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