EL MUNDO › PRESION POR LAS INVESTIGACIONES NUCLEARES DE IRAN
› Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres
Las grandes potencias se pusieron de acuerdo ayer en pedir al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que vote en la reunión del 2 y 3 de febrero en Viena el envío de Irán al Consejo de Seguridad. La decisión forma parte de la estrategia acordada en Londres, una cita a la que asistieron representantes de Estados Unidos, Rusia, China, Alemania, Reino Unido, Francia y la Unión Europea, que consistente en aumentar gradualmente la presión “para que Irán sepa que tiene al mundo en contra”, y lograr por vía diplomática que suspenda las investigaciones nucleares y vuelva a la mesa de negociaciones.
Las grandes potencias han empezado a redactar una propuesta de resolución para la reunión de la OIOIEA y esperan conseguir desde ahora y hasta el 2 de febrero un amplio consenso entre los 35 países que conforman el consejo de gobierno de la agencia internacional. Para los europeos es esencial que esa resolución tenga el apoyo de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) porque tienen derecho a veto y en sus manos estará el siguiente paso diplomático. Pero casi tan importante como eso es que la decisión que tome la OIEA tenga también el apoyo de los grandes países emergentes (Brasil, India y Sudáfrica) y de los países islámicos presentes en la OIEA. La posición que adopten países como Indonesia, Argelia y Egipto se considera clave para que la resolución que adopte la OIEA suponga un golpe diplomático para Irán.
Los desbarajustes de la guerra de Irak hacen impensable una intervención militar en Irán y la delicada situación de los mercados de petróleo, con precios por encima de los 60 dólares el barril de crudo por razones básicamente económicas, dificultan extraordinariamente la posibilidad de que el Consejo de Seguridad adopte sanciones económicas contra Irán, que es el segundo exportador mundial de petróleo y de gas. Una amenaza sobre las exportaciones iraníes podría provocar una brusca subida del crudo que acabaría afectando a la economía mundial.
Por eso los países europeos defienden la acción diplomática y han planteado un escenario de aumento gradual de la presión sobre Irán en los próximos meses. Según fuentes diplomáticas, en el encuentro de ayer en Londres, a nivel de directores políticos, todos los presentes estuvieron de acuerdo en mostrar su “preocupación por los movimientos de Irán”, que días atrás rompió, o al menos dijo que iba a romper, los sellos internacionales que clausuran sus instalaciones nucleares. Todos subrayaron que la posición de Irán “es contraria a los llamamientos internacionales”, que Irán debe aceptar “una suspensión plena de esas actividades y volver a la mesa de negociación” y que la solución a la actual crisis debe ser diplomática.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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