Por Carlos Noriega
Desde Lima
Ollanta Humala, de 43 años, saltó a la fama cuando siendo comandante de un batallón militar acantonado en la frontera con Chile se sublevó en el año 2000 contra el agonizante gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000). La sublevación no llegó a nada, pero tuvo una gran cobertura mediática y se convirtió en el inicio de su carrera política. Dado de baja y después reincorporado al ejército, fue agregado militar en París y Seúl, hasta que en diciembre de 2004 fue pasado a retiro. En pocos meses se convirtió en el favorito para las elecciones de abril. Favoritismo que, sin embargo, ha perdido en los últimos días a manos de la derechista Lourdes Flores.
Consultado por Página/12, el politólogo Carlos Reyna señaló que “Humala no es de izquierda, lo suyo es un nacionalismo militarista y un neopopulismo que inclusive es de derecha, porque hace girar toda su prédica alrededor de su figura de militar”. “La izquierda básicamente se define –agrega Reyna– por su cuestionamiento al modelo neoliberal y por una clara defensa de los trabajadores. Si bien Humala cuestiona el modelo neoliberal, en el sentido de defender los recursos naturales o promover la industria nacional, en su discurso no hay nada que se refiera a la defensa de los derechos de los trabajadores, que han sido eliminados en las últimas dos décadas, ni a la promoción de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones del Estado. Si aplica el nacionalismo elemental que propone, Humala podría hacer una alianza con los grandes capitales nacionales para desplazar a inversionistas extranjeros, sin tener en cuenta la situación de los trabajadores. Finalmente, Mussolini y Hitler también fueron nacionalistas.”
Una opinión diferente tiene el historiador Nelson Manrique, quien le señaló a este diario que, “en tanto se declara contra el sistema, Humala se pone del lado de la izquierda; es una opción de izquierda, aunque ciertamente no es la izquierda clásica. Si bien es cierto que los planteamientos de Humala son muy vagos, lo real es que está ocupando el espacio de la izquierda”. Sin embargo, Manrique coincide con Reyna en que Humala representa “un nacionalismo militarista, con un componente autoritario”. Humala ha declarado su admiración por los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, pero Manrique recuerda que “en el Perú no existen partidos ni movimientos indígenas organizados, como hay en Bolivia, y su asociación de Humala con lo indígena es más declarativa que orgánica”; para Reyna, Humala se parece más al depuesto ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez, que a Morales o Chávez. “Estoy convencido –asegura Reyna– de que si Humala llega al gobierno terminará como Lucio Gutiérrez. Yo diría, incluso, que ya ha sido cooptado por la derecha. Si gana las elecciones, será un gobernante más de derecha”.