Lun 13.02.2006

EL MUNDO

Los haitianos aclamaron a quien aún no es su rey

Más de diez mil personas pidieron que se reconozca el triunfo de René Préval. Su gobierno será “de transición”. Podría haber ballottage, según los resultados parciales.

Las calles de Puerto Príncipe se volvieron a llenar ayer de haitianos ansiosos que reclamaban los resultados electorales que habían sido prometidos para el viernes pasado. Más de 10 mil seguidores del ex presidente y favorito, René Préval, se congregaron en la capital de la nación más pobre del continente en medio de un clima de alegría y fervor, al ritmo de tambores e improvisadas trompetas, para pedir la proclamación de su candidato, pero sólo consiguieron un nuevo aplazo de las autoridades electorales. Desde los techos y los balcones la gente saludaba y animaba a los manifestantes, que comenzaron a cuestionar el retraso del escrutinio, que aseguran tendría la intención de perjudicar a Préval, el que según resultados parciales, no conseguiría el 50 por ciento.

De nada sirvió el pedido del director del Consejo Electoral Provisorio, Jacques Bernard, de no salir a la calle ni concentrarse hasta que se anunciaran los resultados finales de la elección del martes pasado. Ayer, como el sábado, miles de personas salieron pacíficamente a reclamar que se reconociera la victoria de Préval, que fue primer ministro del derrocado ex presidente Jean Bertrand Aristide y que por primera vez aparece por debajo de la mayoría absoluta con un 49,1 por ciento, con el 75 por ciento de los votos escrutados. A pesar de estos resultados parciales, los simpatizantes de Préval aseguraban ayer bailando y cantando que su candidato había ganado, incluso, con más del 70 por ciento.

En una especie de autoproclamación, Préval, un agrónomo de 63 años educado en Europa y que estuvo aliado con Aristide, habló con la prensa desde su ciudad natal, Marmelade, sobre los lineamientos de su gobierno, al que calificó de “transición”. Sentado en un banco de la plaza pública, anunció que sus objetivos principales serán “poner en marcha las instituciones constitucionales, crear un clima de paz, de desarrollo y de seguridad”. Aunque reconoció que la pobreza es uno de los problemas más graves de Haití –un 80 por ciento de la población vive sólo con dos dólares diarios–, Préval aseguró que “no es una batalla que vamos a ganar de un día al otro”, por lo que piensa enfocarse principalmente en programas de salud, de educación y de apoyo a los agricultores.

Anoche, y luego del anuncio de que nuevamente se aplazarían los resultados, los miles de simpatizantes de Préval que se manifestaban en las calles de la capital caribeña rodearon el hotel desde donde realizan las conferencias de prensa el Consejo Electoral Provisional (CEP), que estaba protegido por los cascos azules de la Minustah (Misión especial de las Naciones Unidas para la estabilización de Haití). Durante el día, las manifestaciones parecían una fiesta más que una protesta. Comenzaron en el barrio de Delmas, en el norte de la periferia de Puerto Príncipe, hasta llegar al local del CEP, donde aclamaron a su candidato al grito de “comunicado: Préval presidente”. Luego se dirigieron al centro de la capital para manifestarse frente al palacio presidencial. Para evitar situaciones violentas, en ningún momento las fuerzas de la policía o los cascos azules de la misión de paz de la ONU estuvieron presentes.

No obstante, las autoridades locales y extranjeras temen eventuales disturbios sea porque los resultados continúen retrasándose o porque se anuncie que ningún candidato alcanzó la mayoría absoluta, por lo que habría una segunda vuelta el 19 de marzo próximo. Un alto funcionario de la ONU en Haití aseguró que si Préval no resultaba vencedor en la primera vuelta, “existe el riesgo de manifestaciones violentas”, en particular en el empobrecido barrio de Cité Soleil. Además, agregó que en caso de que haya una segunda vuelta, “los elementos más radicales de Cité Soleil” denunciarán que hubo fraude para quitarle la victoria a Préval, provocando un movimiento para deslegitimar el proceso electoral y el gobierno que eventualmente sea elegido.

Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas deberá renovar la semana próxima el mandato de la Minustah por otros seis meses. Actualmente, la misión cuenta con unos 7.500 soldados –la mayoría de ellos brasileños, argentinos, chilenos y uruguayos–, junto con unos dos mil policías internacionales, además del personal humanitario.

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