Un atentado reivindicado ayer por la ETA tiró por la borda versiones de un cese del fuego.
La esperanza se había apoderado de España ayer. Dos diarios catalanes habían adelantado que el grupo terrorista ETA estaría por difundir o por hacer llegar al gobierno nacional un “solemne comunicado” en el que ponen fin a 40 años de lucha armada. La inminencia del anuncio no era una certeza de la prensa solamente, sino que líderes de todo el espectro político, legisladores, sindicalistas y la Iglesia también se mostraron convencidos de que el país estaba por cruzar un umbral histórico para dar inicio al tan esperado proceso de paz. Pero todas las ilusiones se derrumbaron por la noche, cuando estalló una potente bomba en el norte del país, en un atentado sin heridos reivindicado por la organización vasca.
El jefe del gobierno regional vasco, Juan José Ibarretxe, había asegurado antes que hay que “estar preparados para cosas buenas” en un “futuro cercano”. Sin embargo, ese futuro podría todavía quedar lejos.
Los que apoyan la hipótesis del cese al fuego argumentan que el discurso del gobierno español ha evolucionado sutilmente en las últimas semanas. El jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, desde hace unos meses habla abiertamente de “proceso de paz”. A partir de finales de enero, comenzó a declararse “convencido” de que se acercaba el “principio del fin” de ETA por tres razones: ETA no ha matado desde mayo de 2003, hay “informaciones” prometedoras y, por último, el conjunto de la sociedad vasca, incluida la izquierda nacionalista de la que nació ETA, rechaza el uso de la violencia para fines políticos. La Vanguardia, uno de los diarios catalanes más importantes, publicó ayer que se espera “en breve plazo” un “comunicado solemne” de ETA anunciando el abandono de la lucha armada. El Periódico, por su parte, aseguró en su edición que el gobierno de Zapatero “espera de forma inminente un pronunciamiento de la banda de ETA claro e inequívoco” para pedir inmediatamente después la autorización al Congreso para iniciar negociaciones con el grupo armado.
Bernardo Barrena, un miembro de Batasuna, el brazo político de ETA, se negó a opinar sobre lo que consideró “especulaciones”, aunque se declaró “optimista” sobre futuras negociaciones sobre la situación del País Vasco. La Moncloa ya había recibido el apoyo formal de Diputados –el opositor Partido Popular (PP) votó en contra– en 2005 para iniciar “conversaciones” con ETA. Mientras tanto, sectores de la dirigencia política y la sociedad civil se preparan para una eventual tregua. Un grupo de diputadas vascas de todos los partidos, excepto del PP, están elaborando un manifiesto en apoyo al proceso de paz que sería difundido el próximo 8 de marzo, coincidiendo con el día internacional de la mujer. En tanto, varios sindicatos y empresas vascas y nacionales también están preparando una declaración similar que sería publicada después de que se anuncie la tregua.
No todos comparten este clima de optimismo. Desde la oposición, sólo hay escepticismo y cuestionamientos a la política antiterrorista de Zapatero. El vocero parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, aseguró ayer que los rumores de un alto el fuego no son más que “filtraciones del gobierno”, que muestran, una vez más, la “súplica permanente” del Ejecutivo a la ETA. Parte de esta hipótesis parecería haber sido confirmada anoche, al estallar una potente bomba frente a una empresa de construcción cercana a la ciudad de Bilbao, en el norte de España, sin causar víctimas. Media hora antes del atentado, una persona llamó en nombre de ETA advirtiendo del incidente.
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