EL MUNDO › LA REPUBLICA ISLAMICA EXIGIO EL RETIRO DE LOS BRITANICOS DE BASORA
Basora, ocupada por unas 8000 tropas británicas, forma el núcleo de la mayoría chiíta de Irak, bajo ocupación general estadounidense. Ayer Irán, que profesa la misma fe y está acosado por su plan nuclear, exigió la evacuación, como forma de crear problemas en la zona.
Irán está al rojo vivo. El gobierno de ese país hizo una movida importante ayer al reclamar la retirada de las fuerzas británicas de la ciudad de Basora, al sur de Irak, petición que Londres rechazó considerándola un intento de desviar la atención del verdadero problema, es decir, el controvertido programa nuclear iraní. A ese respecto se pronunció la canciller alemana Angela Merkel, que dijo que Irán “ha cruzado la línea roja”, mientras el primer ministro indio, Manmohan Singh –cuyo país sería parte de un dispositivo militar que se está armando para un eventual ataque aéreo contra las instalaciones nucleares iraníes–, mostró su preocupación por la “escalada verbal” que está suscitando el programa nuclear. A pesar de que el conflicto ya llegó a un punto de tensión sumamente alto, Moscú intentará poner paños fríos a la situación al recibir el próximo lunes a una delegación iraní para tratar de convencer a Teherán de que enriquezca su uranio en Rusia.
“La República Islámica de Irán pide el retiro inmediato de las fuerzas británicas de Basora”, la gran ciudad del sur de Irak donde están apostados 8000 soldados británicos, declaró el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manuchehr Mottaki, quien acusó a estas tropas de “desestabilizar la situación” en esta región frente a Irán. “Se ha hecho uso de la violencia contra iraquíes”, lamentó el ministro, refiriéndose a la emisión la semana pasada de un video que mostraba a soldados británicos propinando brutales palizas a jóvenes iraquíes. Lo cierto es que detrás de la situación hay más de lo que se dice. El sur iraquí está habitado por una mayoría chiíta, la misma rama del Islam que profesa Irán, y este pedido significa una movida geopolítica clave e inédita por parte de los iraníes en contra de EE.UU. en esa región. No sólo por eso, sino que la frontera con Irán es el punto por donde supuestamente ingresa gran parte de la insurgencia. El primer ministro británico, Tony Blair, rechazó inmediatamente la petición de Mottaki. “No sirve de nada tratar de desviar la atención de los problemas que conciernen a Irán trayendo la cuestión de la presencia británica en Irak”, señaló. “Las tropas permanecerán en Irak mientras el mandato de la ONU esté en vigor y mientras el gobierno iraquí quiera que nos quedemos”, añadió Blair.
El primer ministro británico se reunió ayer en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, donde reiteraron su intención de buscar una solución diplomática al conflicto por el programa nuclear de Irán. Tanto Alemania como Gran Bretaña tienen una “posición clara” de que Teherán debe renunciar al desarrollo de armas nucleares, dijo Blair. Merkel, por su parte, dijo que “Irán ha cruzado la línea roja” en relación con su programa nuclear. Los esfuerzos diplomáticos deben continuar para llevar a Irán a “aceptar una posición que permita la cooperación”, según ella. India también mostró su preocupación por la “escalada verbal” que se está suscitando y por el “posible enfrentamiento”, aseguró el primer ministro indio, Manmohan Singh, en el Parlamento. Nueva Delhi espera que el diferendo que enfrenta a la comunidad internacional con Irán “se resuelva mediante la negociación y el diálogo”, agregó Singh.
Para intentar calmar los ánimos, Moscú anunció que el lunes recibirá a una delegación iraní para tratar de convencer a Teherán de que enriquezca su uranio en Rusia, en una reunión destinada a parar las consecuencias imprevisibles y la reacción en cadena que podría provocar el programa nuclear iraní. Según el plan de Moscú, el enriquecimiento del uranio iraní en Rusia permitiría a Teherán poner en marcha su programa nuclear civil y garantizaría a la comunidad internacional que el combustible nuclear no es utilizado en ningún proyecto militar secreto. Pero si Irán rechazase el plan ruso, la tensión aumentaría rápidamente en vísperas de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en marzo, que podría imponerle sanciones, evolución que según los analistas podría tener consecuencias alarmantes.
No obstante, la perspectiva de que Irán acepte el compromiso que le propone Moscú parece poco probable, después del anuncio de Teherán de que ha reanudado el enriquecimiento en la central de Natanz (centro), iniciativa considerada inaceptable por Estados Unidos y los europeos. Mucho depende de las reuniones de la semana próxima. Tanto analistas occidentales como rusos evocaron no sólo la posibilidad de sanciones del Consejo de Seguridad, sino la de ataques estadounidenses para destruir las instalaciones nucleares iraníes, en caso de que no hubiese acuerdo. Eventualidad frente a la cual Teherán afirma que responderá. “Hemos trabajado en todos los escenarios defensivos y ofensivos frente a todo ataque posible”, declaró el general Yahya Rahim Safaviel, jefe de los Guardianes de la Revolución. “Esperamos que EE.UU. no sea estúpido”, dijo por su parte el líder del Parlamento iraní, Golam Haddad Adel. La pregunta es si los rusos tendrán la fuerza suficiente para evitar que el conflicto llegue a ese punto límite.
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