Un documento estratégico de la Casa Blanca individualiza a Irán como el principal enemigo por delante, en un tono muy parecido a las acusaciones contra Saddam Hussein hace cuatro años.
Estados Unidos envió ayer un claro mensaje a Irán de que si todos los intentos de una solución diplomática al actual estancamiento fracasan, está dispuesto a utilizar la fuerza para poner fin a la amenaza nuclear de Teherán y su rol como un promotor del terrorismo internacional. Ofreciendo una fuerte reafirmación de la acción preventiva de la doctrina de la administración Bush para tratar con las amenazas a la seguridad nacional, la última National Security Strategy (Estrategia de Seguridad Nacional), publicación cuatrienal de la Casa Blanca, declara que a Estados Unidos “el único país que le ofrece un gran desafío es Irán”.
El sospechoso programa nuclear militar de Teherán es sólo parte de problema. En líneas generales, el documento de 49 páginas dice que Irán hace peligrar la estabilidad de la región con sus amenazas contra Israel, su patrocinio del terrorismo, su destructiva influencia en Irak y su esfuerzo por frustrar un acuerdo de paz en Medio Oriente. El vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, describió ayer la estrategia modificada como una “actualización del documento de 2002”. Como su predecesor, sostiene que Estados Unidos tiene el derecho de atacar primero a un potencial atacante, “aun cuando exista incertidumbre sobre el momento y lugar” del ataque. Estados Unidos “no puede darse el lujo de no hacer nada mientras se materializan graves peligros”.
La estrategia 2002 fue develada seis meses antes de la invasión a Irak. Esta no deja duda que el foco ahora está en Irán, cuyos pecados actuales, tal como están catalogados en el documento 2006, son pavorosamente similares a las acusaciones contra el régimen de Saddam Hussein hace cuatro años. El tono en general del documento, emitido el mismo día que Estados Unidos lanzó lo que es anunciado como la mayor ofensiva antiinsurgente en Irak en tres años, es aún más arrollador y firme que su predecesor.
La actual caída en la popularidad del presidente Bush, alimentada por la creciente desilusión por la guerra contra Irak, parece haber tenido poco impacto. La guerra contra el terror no ha terminado, pero ya, sostiene la estrategia, “Estados Unidos está más seguro”, aunque esta afirmación se contradice con casi todas las encuestas recientes aquí.
El documento hace asentimientos familiares en dirección de la diplomacia y de la acción multilateral para abordar los problemas del mundo. También reconoce que “las elecciones solas no eran suficientes” para establecer un país irrevocablemente en el sendero de la libertad. En cambio, habla sobre la necesidad de una “democracia efectiva” de la que todos los elementos de la población de un país tienen la oportunidad de beneficiarse. Pero repite los pretenciosos temas del segundo discurso inaugural de Bush de enero de 2005, estableciendo los objetivos de Estados Unidos de promover la democracia y los derechos humanos, con el fin de erradicar la tiranía de la faz de la tierra.
“Un fin a la tiranía no marcará un fin a todos los males del mundo”, reconoce el documento. “Pero la tiranía no debe ser tolerada, es un crimen del hombre, no un hecho de la naturaleza.” Irán es una de las siete “tiranías” específicamente mencionadas en el informe, junto con Siria, Corea del Norte, Zimbabwe, Burma, Cuba y Bielorrusia. Pero otros importantes países son censurados por sus fallas. De Rusia, por ejemplo, se dice que su relación con Estados Unidos puede fortalecerse solamente si Moscú adopta adecuadas políticas internas y externas. “Lamentablemente –afirma la estrategia en una reprimenda al presidente Vladimir Putin– las recientes tendencias sugieren una merma en el compromiso hacia las libertades y las instituciones democráticas.”
China también recibe críticas, tanto por la represión dentro del país como por su autoritaria conducta en el exterior. El documento acusa a Pekín de dirigismo económico y de tratar de “bloquear” el abastecimiento rico en recursos, “sin considerar el desgobierno en el país o la mala conducta de esos regímenes en el exterior”, una clara referencia en especial a los vínculos de energía de China con Irán.
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