Treinta y tres prisioneros fueron liberados ayer en un ataque contra un complejo penal, hecho que desmintió las afirmaciones de George W. Bush de que las “fuerzas de seguridad iraquíes” mejoran día a día.
Una bomba cayó ayer sobre los esfuerzos del presidente George W. Bush para decir que las fuerzas de seguridad iraquíes se están robusteciendo en el mantenimiento de la ley y el orden en Irak. Y cayó de modo casi literal, con un ataque contra varios edificios gubernamentales perpetrado ayer en la localidad de Maqdadiya, casi 100 kilómetros al norte de Bagdad. Al menos 30 personas murieron en un ataque conducido por más de un centenar de insurgentes, para liberar a 45 correligionarios. El asalto, en el que se utilizaron fusiles y lanzagranadas, se registró por la mañana de forma simultánea contra varios edificios gubernamentales, incluida una comisaría, un tribunal y una oficina de coordinación militar iraquí-estadounidense. En tanto, Bush y el primer ministro británico Tony Blair defendieron una vez más la guerra en Irak y aseguraron que lograrán la victoria en ese país.
“Las fuerzas de seguridad iraquíes están manteniendo la ley y el orden (...). Vemos el esbozo de un Irak libre y seguro por el que nosotros y el pueblo iraquí hemos estado luchando”, indicó ayer Bush en una conferencia de prensa en la Casa Blanca. Irónicamente, en la mañana de ayer entre 100 y 150 insurgentes atacaron la comisaría de Maqdadiya –vigilada por guardias iraquíes– con armas de fuego y lanzagranadas, dejando como resultado la muerte de diecinueve policías, un guardia judicial y diez insurgentes, mientras que al menos otras 28 personas resultaron heridas, entre ellas 13 policías y civiles y 15 rebeldes, que quedaron detenidos. Testigos dijeron que los atacantes se habían dirigido en la madrugada en siete automóviles a la comisaría, que fue reducida a escombros. Los insurgentes también incendiaron el edificio del tribunal adyacente y 50 vehículos de la policía. Según la fuente, lograron liberar a 33 presos que se encontraban retenidos por su supuesta implicación en acciones de terrorismo.
Para demostrar que aún no están al ciento por ciento en lo que hace a la defensa de su país, los guardias iraquíes tuvieron que pedir ayuda a las tropas estadounidenses, pero los atacantes consiguieron huir de la zona antes de que llegasen los refuerzos. El ataque en Maqdadiya, con una población mixta de sunnitas y chiítas, se produce mientras en la vecina Samarra continúa la ofensiva militar estadounidense Operación Enjambre, iniciada hace seis días contra la insurgencia en esta ciudad, y que tiene como objetivo no declarado por la administración Bush demostrar que las fuerzas iraquíes están supuestamente preparadas para combatir.
Pero una retirada de Irak de las fuerzas estadounidenses no se ve en el futuro cercano. A pesar de la violencia que causa decenas de muertes al día, Bush reconoció en una conferencia de prensa que todavía aguardan “duros combates” a norteamericanos e iraquíes y afirmó su “confianza en el futuro del país”, además de defender a su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que es criticado por funcionarios y altos militares que piden su renuncia. Bush insistió ayer en su negativa a fijar un plazo para el regreso de las tropas –que se encuentran en Irak desde hace tres años, cuando comenzó la guerra– o la formación de un nuevo gobierno iraquí. “Lo único que puedo decirle es que tomaré decisiones a nivel militar basado en lo que digan los comandantes en el lugar”, dijo ante una consulta sobre el regreso de los 140 mil soldados movilizados en Irak. El retiro de las tropas constituye “naturalmente un objetivo” del gobierno, dijo Bush, “y esa decisión será tomada por los futuros presidentes y los futuros gobiernos de Irak”. “Soy optimista de que tendremos éxito. Si no lo fuera, retiraría nuestras tropas. Si no pensara que tenemos un plan para la victoria, no expondría a nuestros hombres al peligro”, dijo. En cuanto a Rumsfeld, el presidente admitió que se habían cometido errores al lidiar con la insurgencia iraquí y la reconstrucción del país. Pero agregó que su jefe de Defensa no renunciaría. “Está haciendo un buen trabajo”, aseguró.
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