La campaña electoral brasileña está entrando en zona de definiciones. Por un lado, el gobernador del estado de Minas Gerais, Itamar Franco, decidió ayer abandonar el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), luego de que anunciara que apoyará al opositor y favorito hasta ahora, Luiz Inácio Lula Da Silva. Franco renunció antes de que lo echaran del partido, ya que según su estatuto un miembro no puede apoyar a candidatos de otros partidos. Pero la renuncia de Franco es un alivio para la coalición entre el PMDB y la socialdemocracia de Cardoso, porque la ley electoral dice que las coaliciones deben repetirse a nivel nacional y regional. Por el otro, parece claro que la seguridad será un tema central. Así lo dijo ayer el candidato oficialista José Serra pero también lo admitió el propio Lula, quien dijo que hace campaña con un vehículo blindado y cuyo Partido de los Trabajadores tiene todo un capítulo de su programa de campaña dedicado al tema. Pero el gobierno sigue asustado de otra amenaza: el ministro de Hacienda Pedro Malán pidió ayer no votar a Lula.