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Una de cal, una de arena
El clima de esperanza, que reinaba en España desde el anuncio del cese al fuego de ETA, se enrareció ayer con la detención del vocero de Batasuna, el brazo político ilegal del grupo terrorista. Un juez de la Audiencia Nacional –el máximo órgano judicial– ordenó el miércoles a la noche la prisión de Arnaldo Otegi (foto), acusado de inducir a 108 actos violentos durante una huelga que convocó semanas atrás. El juez Fernando Grande Marlaska fijó la fianza en unos 300.000 dólares, pero parece difícil que Batasuna logre conseguir el dinero pronto, ya que también debe reunir otros 480 mil dólares para liberar a otros dos de sus dirigentes. La ofensiva judicial contra parte de la dirigencia del ilegalizado partido vasco fue recibida con una mezcla de alarma y preocupación entre los sectores nacionalistas vascos. Desde la oposición conservadora cuestionaron la fianza y aseguraron que “la paz no es la renuncia de la ley”. No fue un buen día para la oposición que también rechazó la aprobación en Diputados del proyecto de reforma del Estatuto de autonomía de Cataluña.