“¿Creían que se iban a librar de mí?”, dijo ayer irónicamente el primer ministro Silvio Berlusconi, quien seguía sin reconocer la victoria de la coalición de Romano Prodi y alegando que hubo “tantos fraudes” en las recientes elecciones que “está convencido” de que el resultado “debe cambiar”. Sin embargo, se mostró conciliador al pedir disculpas por llamar “coglioni” (boludos) al centroizquierda. “Ruego excusas si ante un grupo de empresarios amigos utilicé una palabra que no figura en el diccionario de la elegancia”, explicó. Por su parte, Prodi contestó que Berlusconi “quiere engañarse hasta a él mismo” y que “debe irse a casa”.

“Hay muchas irregularidades” que se dan “en toda Italia”, dijo Berlusconi, y explicó que además de las 82.000 boletas que están siendo revisadas por el Ministerio del Interior “se trata de controlar las actas de 60.000 secciones” –que podrían contabilizar casi un millón de votos–. En cuanto al tiempo que pueden requerir esas verificaciones, indicó que “no hay límites de tiempo”, además de resaltar que el margen de votos por el cual ganó La Unión es muy estrecho: sólo 25.000 votos. Il Professore no tardó en contestar. Prodi dijo que “no hay ninguna duda sobre nuestra victoria” y que Berlusconi “debe irse a casa”. Además, rechazó la llamada del primer ministro a formar en Italia una gran coalición de gobierno, ya que La Unión tiene “una mayoría que nos permite gobernar”.