El ganador de los comicios de Perú, Ollanta Humala, dijo que, si triunfa en el ballottage, convocará a un referendo sobre el tratado. Su más que casi seguro rival, Alan García, es ambiguo con el tema.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
Unos días después de la abrumadora derrota electoral que sufrió en las elecciones del último domingo, en las cuales su agrupación política no habría obtenido ni un solo representante para el próximo Congreso, el presidente Alejandro Toledo ha apretado el acelerador para dejarle como herencia a su sucesor la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Una herencia que amenaza convertirse en un factor de conflicto político y social para el próximo presidente. Toledo viajó a Washington para firmar ayer, en la sede de la OEA, el controvertido tratado comercial. El triunfador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Ollanta Humala, reaccionó expresando su desacuerdo con este tratado y adelantando que, de llegar al gobierno, agotará “todos los mecanismos constitucionales” para revisar ese acuerdo comercial. Uno de esos mecanismos sería la convocatoria a un referéndum para que sea la población la que decida su aprobación o su rechazo.
“Nuestra posición es firme, el Perú está todavía a tiempo de no cometer este tremendo error”, había dicho Humala minutos antes que Toledo firme el TLC. Conocida la firma, insistió en su oposición al acuerdo con Estados Unidos y en su postura de revisarlo una vez que llegue al gobierno, en caso de que gane la segunda vuelta electoral. Humala le señaló a Página/12 que “nuestras columnas para el desarrollo deben ser el fortalecimiento de las industrias nacionales y el cambio de la matriz de exportación primaria por las exportaciones de recursos con valor agregado, y este tratado va a debilitar esas columnas”. La agrupación política de Humala emitió un comunicado en el que señala que “el TLC es inequitativo” y “afecta nuestra soberanía nacional”, porque les otorga un “tratamiento preferencial” a las empresas norteamericanas, las cuales, según este convenio, no tendrán que someterse a las leyes peruanas. A estos cuestionamientos el mencionado comunicado agrega, entre otras cosas, que “el ingreso de productos agrícolas subsidiados de Estados Unidos competirán deslealmente con la producción nacional”, que se incrementarán los precios de los medicamentos “al establecerse cláusulas de propiedad intelectual” y que “perjudicará los lazos de integración comercial y económica” con los países de la región.
El ex presidente Alan García, quien parece ser el casi seguro rival de Humala por la presidencia en el ballottage –aún no se oficializa el pase de García a segunda vuelta, aunque mantiene su ventaja sobre la derechista Lourdes Flores, cuando se ha contabilizado casi el 90 por ciento de los votos– ha tenido una posición más bien ambigua sobre el tema, cuestionando la forma en que el gobierno de Toledo ha negociado el TLC en algunos puntos, como el agrario, pero, al mismo tiempo, mostrándose a favor de seguir adelante con este tratado. Para compensar los efectos negativos del TLC, García dijo que un gobierno suyo aseguraría el pago de compensaciones para los productores agrarios. El TLC deberá ser ratificado por el Congreso. El gobierno pretende que sea el actual Parlamento, que está de salida, el que lo haga. Humala y García –uno de los cuales debe ser el próximo presidente– han coincidido en pronunciarse a favor de que el tema sea examinado por el próximo Congreso, cuyos miembros han sido elegidos junto con las elecciones presidenciales, alegando que el actual ha perdido representatividad.
Mientras Toledo firmaba el cuestionado TLC con Estados Unidos, proseguía el lento conteo de los votos para saber quién competirá contra Humala por la presidencia en la segunda vuelta. Las cifras siguen favoreciendo a García, el casi seguro rival de Humala. Al 88 por ciento del conteo oficial, García mantenía su ventaja sobre Flores, de 24,4 por ciento contra 23,3 por ciento. Pero la disputa amenaza terminar en la mesa de reclamos. La derecha insiste en que el conteo de las actas impugnadas –algo más de un millón de votos– podría cambiar los resultados. El APRA ha respondido pidiendo la nulidad de la votación “por serias irregularidades” en cinco ciudades del extranjero, entre ellas La Plata. Las otras cuatro son Nueva York, Miami, Madrid y Milán. Estas cinco ciudades suman más de 100 mil votos. La votación del extranjero es, precisamente, una de las últimas esperanzas de Flores de obtener los votos que le faltan para intentar darle alcance a García, algo que cada vez parece una posibilidad más lejana.
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