Vie 21.06.2002

EL MUNDO

La huelga que arruinó la fiesta derechista a Aznar

Un 84 por ciento habría acatado la huelga general declarada ayer contra las reformas laborales en España. El logro más rotundo fue estropear el inicio de la cumbre antiinmigración en Sevilla.

Por Giles Tremlett *
Desde Sevilla

Gran parte de España se detuvo ayer mientras una huelga general desataba confrontaciones entre sindicalistas y la policía, causando profundo malestar al primer ministro español José María Aznar en la víspera de la cumbre de la Unión Europea en Sevilla. Líderes sindicales declararon que el gobierno del derechista Partido Popular de Aznar respondió con violencia después de que la sede de la Unión General de Trabajadores de Madrid fuera rodeada por la policía antidisturbios y varias personas resultaran heridas por un ataque con bastonazos. Policías antidisturbios protegidos por escudos chocaron con piquetes en varias ciudades mientras las rutas eran bloqueadas con barricadas de neumáticos en llamas y se destrozaban las vidrieras de los comercios. Los supermercados tuvieron protección especial. Hubo 63 arrestos.
Gran parte de la violencia ocurrió en la capital, Madrid, donde un inspector de policía murió de un ataque al corazón después de dirigir un ataque con bastones contra un piquete en un supermercado. El gobierno declaró que la violencia y los piquetes amenazantes habían obligado al cierre de muchos negocios y tiendas, y que mucha gente se había quedado en sus casas por temor. La huelga de 24 horas fue programada para causar caos en la cumbre de la Unión Europea, y empañó la última oportunidad de Aznar, mientras España se prepara dejar la presidencia rotativa de la Unión Europea, de brillar en el circuito europeo antes de dejar su función de primer ministro dentro de dos años. Las interrupciones en los aeropuertos hicieron que el comienzo de la cumbre se demorara dos horas para permitir que algunos dignatarios de la Unión Europea, que deberían haber llegado a Sevilla ayer, volaran esta mañana.
La huelga también postergó una reunión de los líderes conservadores pedida por Aznar en Madrid ayer. Entre los que llegaron tarde estaba el líder del partido conservador británico Ian Duncan Smith, cuyo vuelo estuvo demorado. Los sindicatos estimaron que el 84 por ciento de los trabajadores se había quedado en sus casas, pero el secretario general del Partido Popular, Javier Arenas, dijo que la huelga fue apoyada por sólo uno de cada seis trabajadores. La mayoría de las grandes industrias, complejos de edificios y compañías de transporte habían cerrado, pero gran número de los empleados de clase media fueron a sus trabajos.
Los dos mayores sindicatos del país convocaron a la huelga para protestar contra un decreto del gobierno que recorta los beneficios a los desempleados. La mayoría de los españoles, sin embargo, la trataron como una huelga contra el creciente estilo confrontacional del gobierno, en momentos en que está librando una ofensiva arrasadora de reformas liberales. “La huelga ya es un éxito. El hecho de que el gobierno esté tan nervioso, lo prueba”, dijo José María Fidalgo, el líder de la confederación de la Comisión de Trabajadores.
La acción sindical significó que se cancelaron más de 600 vuelos, y los trenes y ómnibus brindaron escasos servicios. El aeropuerto de Heathrow de Londres dijo que unos 100 vuelos a España, especialmente aquellos de Iberia, British Airways y British Midland, fueron cancelados. EasyJet canceló la mitad de sus 56 vuelos a España y MyTravel, ex Airtours, reprogramó todos salvo seis de sus 54 vuelos españoles. El aeropuerto de Sevilla virtualmente se paró, con sólo dos vuelos de salida por la mañana y un salón de partida de pasajeros vacío.
Los sindicalistas hicieron de Sevilla la capital de la huelga, llevando a cabo una marcha de protesta que atrajo a 100 mil personas. La mayoría de los negocios de la ciudad estaban cerrados, los taxis eran imposibles de encontrar y el tráfico era escaso. Por lo menos 30 personas fueron arrestadas cuando algunos piqueteros trataron de evitar que los ómnibus salieran de las terminales a la mañana. Madrid estaba igualmente tranquila, aunque aparentemente más gente fue a trabajar. Una multitud de personas andaba por las calles en las primeras horas mientras lospiqueteros cerraban los bares y los restaurantes, que habían estado haciendo un excelente negocio, ya que la gente no pensaba ir a trabajar por la mañana. La huelga paró todas las fábricas de automóviles y bajó en más de un 20 por ciento el consumo de electricidad.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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