Vie 28.04.2006

EL MUNDO

El laborismo acuerda con Olmert quedarse con Defensa

Como un civil entre generales, el líder laborista Peretz tendrá la titularidad de Defensa del nuevo gobierno de coalición israelí. Kadima –que lidera Olmert– cerró un trato con el laborismo y llegó a un principio de acuerdo con el partido religioso Shas.

Por Eric Silver *
Desde Jerusalén


Ehud Olmert, el designado primer ministro de Israel, estructuró ayer el esqueleto de una coalición que le asegurará una mayoría para evacuar docenas de periféricos asentamientos de Cisjordania, pero que podría negarle la estabilidad que buscaba. Su partido de centro Kadima cerró anoche un acuerdo con el laborismo, el segundo partido más importante, y llegó a un principio de acuerdo con el partido religioso sefaradí Shas. Amir Peretz, el líder laborista, se desempeñará como ministro de Defensa. Yuli Tamir, un profesor de filosofía que estudió en Oxford, obtendrá el segundo puesto más importante de su partido, el de ministro de Educación. Tzipi Livni, de Kadima, permanecerá como ministra de Exteriores y como vice de Olmert. El laborismo tendrá siete ministerios, contra los once de Kadima.

El Partido de los Jubilados, que ganó sorpresivamente siete bancas en las elecciones generales de marzo, ya estaba a bordo de la coalición. Los Jubilados están considerando una fusión con Kadima. Entre ellos, los cuatro partidos controlan 67 de los 120 bancas del Knesset (Parlamento). Las negociaciones continuaban con el partido Israel Beytenu, predominantemente de inmigrantes rusos, que obtuvo 11 asientos parlamentarios, y el ultraortodoxo Judaísmo de la Torá (6), que incrementaría la coalición de Olmert a 84 asientos. Pero las probabilidades caían para Israel Beytenu. Los funcionarios judiciales impidieron que Avigdor Lieberman, su líder de ultraderecha, obtuviera el ministerio que más quería –Seguridad Interior–, porque aún está bajo investigación policial por supuestos delitos financieros cometidos hace una década. Lieberman también se resistió a aprobar el plan de “convergencia” de Olmert para concentrar miles de asentamientos en bloques más cerca de las fronteras anteriores a 1967 y trazar nuevamente la frontera oriental de Israel. Amenazó, en cambio, con liderar una oposición de derecha unida con lo que queda del Likud y el Partido Religioso Nacional, que defiende los asentamientos.

Lior Horev, un consejero de Olmert, admitió que será mucho más difícil para Kadima completar un mandato de cuatro años con una coalición más pequeña. “La idea de formar una coalición de 84 bancas era permitir a Olmert mantener su mayoría, incluso si un partido decide retirarse. Ahora, sin el Judaísmo de la Torá y Lieberman, si el laborismo o el Shas se retiran, pierde su mayoría.” Shas, que no tiene estómago para lo que sus rabinos ven como concesiones unilaterales a los palestinos, tiene una historia de desertar cuando se están por tomar decisiones que resultarían impopulares para su electorado conservador. Se alía con Olmert porque quiere más financiamiento público para sus instituciones sociales y educativas. Una vez que éstas se hayan materializado, su historial sugiere que no dudaría en renunciar.

Horev se mostraba confiado en que el nuevo gobierno será capaz de sacar adelante la legislación necesaria para la convergencia antes de 18 meses, pero predijo que la ejecución tardará más de lo planeado. “La implementación llevará tiempo –explicó–, porque deberemos construir edificación alternativa y necesitaremos llegar a un acuerdo con los estadounidenses sobre dónde construir. Esto podría tomar hasta el final del mandato de Olmert.” Como un civil entre generales, Peretz tendrá una de las tareas de enorme proporción del nuevo gobierno. Tendrá que desarrollar una estrategia independiente así como la seguridad en sí misma para ganarle el juego a los capos militares acerca de presupuestos y prioridades. Ya está insinuando una línea dura con los colonos radicales de Cisjordania, que han sido frecuentemente mimados por el ejército, que considera la pelea contra el terrorismo palestino como su rol más importante. El laborismo quiere que el ejército se movilice rápida y decididamente para desalojar a los colonos de más de cien puestos “no autorizados” que fueron construidos con el consentimiento de anteriores administraciones.

Ephraim Sneh, un general retirado que aspira a desempeñarse como viceministro de Defensa, prometió ayer que Peretz ejercerá mano dura contra los colonos que se resistan violentamente a la política del gobierno. También detendrá la ceguera ante las construcciones ilegales. “El establishment de defensa se mantendrá –dijo Sneh al Jerusalem Post–, pero la política cambiará. Hay una larga lista de acciones que se permiten actualmente en los territorios que no continuará bajo control laborista.” Ayer surgió una incógnita acerca de la participación de Shimon Peres en el nuevo gobierno. El estadista, de 82 años, desertó a Kadima luego de que Peretz lo venciera en el liderazgo del laborismo en noviembre. Le habían prometido un asiento en el gabinete, aunque fuera uno relativamente pequeño. Menachem Mazuz, el procurador general, está investigando sospechas de que Peres aceptó 320 mil dólares de multimillonarios norteamericanos en donaciones ilegales de campaña. Sus abogados declararon que los fondos fueron recibidos en un momento en que los límites legales no regían.


* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Virginia Scardamaglia.

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