EL MUNDO › NO PUDIERON ELEGIR LAS PRESIDENCIAS EN EL SENADO Y DIPUTADOS
El centroizquierda todavía no tomó el gobierno y ya empezaron los problemas: sus candidatos no llegaron a reunir los votos para encabezar las cámaras del Legislativo, aunque se repitieron las votaciones. El empate electoral trabó todos los cálculos.
El centroizquierda italiano tuvo un día con sabor amargo en la primera sesión del Parlamento celebrada ayer. Los dos candidatos de La Unión, dirigida por Romano Prodi, para presidir la Cámara de Diputados y el Senado no obtuvieron la mayoría necesaria en las tres primeras vueltas, por lo que la batalla por la dirección del Parlamento se decidirá hoy en nuevas votaciones. Luego de abrir las sesiones con minutos de silencio en recuerdo de los tres militares muertos esta semana en un atentado en Irak, los diputados y senadores elegidos en los comicios –en los que la alianza de Prodi se impuso a la del aún primer ministro, Silvio Berlusconi– tuvieron la tarea de votar a los presidentes de sus respectivas cámaras, pero a última hora de la jornada no se había llegado a un acuerdo.
En la Cámara de Diputados el único candidato a la presidencia es el comunista Fausto Bertinotti, que no logró la mayoría de dos tercios necesaria para ser elegido en las tres primeras votaciones. El dirigente de Refundación Comunista obtuvo 305 votos en la primera ronda de votaciones, 302 en la segunda y 295 en la última, lejos de los 420 requeridos para la elección. Por lo tanto, será necesaria una cuarta vuelta convocada para hoy por la mañana, en la que será suficiente obtener una mayoría absoluta. Ello hace que la elección de Bertinotti esté prácticamente asegurada, dado que La Unión, a la que pertenece el líder comunista, cuenta con 347 de los 630 escaños.
Las elecciones del Senado –donde el centroizquierda cuenta con 158 bancas contra 156 del centroderecha– fueron más caóticas. Por la presidencia de la Cámara alta compiten el centrista Franco Marini (candidato del centroizquierda) y el veterano democristiano Giulio Andreotti (respaldado por Berlusconi), que protagonizaron ayer tres reñidas votaciones que no dieron ningún vencedor. En la primera, ninguno consiguió los 162 votos necesarios: Marini encabezó el resultado con 157 sufragios, seguido de Andreotti con 140, mientras 15 fueron al representante de la federalista Liga Norte, Roberto Calderoli. En la segunda vuelta se vivieron momentos de confusión que se saldaron en un jarro de agua fría para el centroizquierda: después de que un recuento informal diera la victoria a Marini con 163 votos, se supo que había dos papeletas dudosas, decisivas para su elección. El problema fue que dos senadores habían escrito “Francesco Marini” en lugar de “Franco Marini”, lo que provocó un intenso debate sobre la validez de esos votos.
Esa “equivocación” recibió numerosas interpretaciones, algunas de ellas suspicaces. “No creo que el que escribió Francesco en vez de Franco se haya confundido. Creo que es alguien que quiere mandar un mensaje: puedo cambiar el resultado, ¿Qué ofrecen?”, comentó el ministro de Justicia saliente, Roberto Castelli. Lo cierto es que tras casi una hora de deliberaciones y mientras en el recinto se vivían momentos de caos, los secretarios electorales anunciaron que no habían alcanzado un acuerdo, por lo que se anulaba la votación.
En una tercera ronda, se presentó un problema similar, que dejó al candidato de centroizquierda a un voto de la victoria. Marini obtuvo 161 votos, y el veterano Giulio Andreotti, candidato del bloque conservador de Silvio Berlusconi, 155. Cinco senadores votaron en blanco y hubo una papeleta que fue declarada nula porque decía “Marini”, en lugar del nombre completo “Franco Marini”. De haberse considerado válido, ese escrutinio hubiera dado la victoria al candidato de La Unión. La votación se realizará nuevamente hoy, en la que será necesaria una mayoría simple, lo que apunta a que Marini obtendría la presidencia.
La designación de Andreotti sería sin dudas el peor resultado posible, ya que significaría que la coalición de centroizquierda carece del respaldo mayoritario en el Senado, lo que sería un importante revés para el futuro gobierno de Prodi. El italiano es un sistema bicameral perfecto en el que la Cámara de Diputados y el Senado tienen casi el mismo poder, y la falta de control de uno de ellos bloquearía, de hecho, el Poder Legislativo del centroizquierda. Analistas en Roma calificaron el revés de Prodi en elSenado como un “mal presagio” para el futuro gobierno de centroizquierda, mientras la coalición de centroderecha de Berlusconi estallaba en júbilo. Según la prensa italiana, Berlusconi reclamó que “si la alianza de Prodi, La Unión, pierde (la votación), el presidente Carlo Azeglio Ciampi no podrá encargarle la formación de un gobierno”.
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