El premier israelí Ariel Sharon advirtió ayer que la muerte de seis palestinos en la franja de Gaza, incluyendo a cuatro miembros de Hamas, uno de ellos un alto líder, era el comienzo de una masiva operación militar contra la organización islámica en esa región. Sharon habló después de que el ala militar de Hamas difundiera una declaración anunciando que intensificará su campaña de suicidas terroristas en respuesta a las muertes. “Enfatizamos nuestro derecho a continuar con la jihad (guerra santa) y la resistencia y a intensificar las operaciones de martirio como una reacción a la política de la ocupación y a la Autoridad Palestina”, decía la declaración. Entretanto, 80 tanques israelíes entraron en la madrugada del lunes a Ramalá y rodearon los ya destruidos cuarteles del líder palestino Yasser Arafat.
Citando las advertencias de inteligencia sobre los ataques suicidas, Sharon dijo que el ejército Israelí estaba “preparando una actividad militar masiva” en la franja de Gaza. Antes, helicópteros israelíes habían disparado misiles a dos automóviles, matando a seis hombres e hiriendo a cinco más. Entre los muertos, dijo el ejército israelí, estaba Yasser Rizik, descrito como un alto activista de Hamas, que estuvo detrás del ataque de enero donde murieron cuatro soldados y, dicen ellos, un montón de otros ataques. Las muertes, y la toma de Ramalá por el ejército israelí, ocurrieron a pesar de las órdenes de Arafat apenas el día anterior, de arrestar a los altos militantes de Hamas en la franja de Gaza y después de que hubiese ordenado a todas las facciones militantes que parasen las operaciones con bombas suicidas contra los civiles israelíes. Entre aquellos puestos bajo arresto domiciliario estaba el jeque Sheik Ahmed Yassin, el anciano líder espiritual de Hamas.
La reocupación de Ramalá por parte de Israel, y el asesinato de los activistas de Hamas ocurrieron después de un fin de semana de relativa tranquilidad, luego de seis días en que 33 israelíes murieron en ataques terroristas. Pero la motivación detrás de los últimos movimientos militares de Israel asombraron a los observadores, que dijeron que, al ser tan inmediatos respecto de la jugada riesgosa de Arafat contra Hamas, dichos actos parecían una provocación casi voluntaria hacia las facciones militantes palestinas, en especial Hamas, para que ignoren las órdenes de Arafat y contesten con nuevos ataques.
Con un amplio apoyo popular a los terroristas suicidas (unos dos tercios de los palestinos los apoyan) y la oposición a arrestar a miembros de las facciones militantes que están por encima del 80 por ciento, muchos sintieron que Arafat estaba corriendo un fuerte riesgo personal al ordenar un movimiento contra Hamas. El alcance de la nueva operación militar israelí, llamada Vía Firme, fue revelado ayer por el canciller israelí Shimon Peres, que dijo que las operaciones podrían durar varios meses.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.