La conclusión del debate del domingo, de cara a las presidenciales del 4 de junio, fue que resultó decepcionante. Sin embargo, el candidato socialdemócrata salió mejor posicionado frente al ex militar nacionalista.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
Un debate decepcionante, del cual el ex presidente Alan García (1985-90) salió como ganador sobre su rival, el ex comandante Ollanta Humala, fue, según el consenso de los analistas, el balance del duelo entre los dos candidatos que el 4 de junio se enfrentarán para definir quién será el próximo presidente del Perú. Partiendo de la capacidad oratoria de García y de las limitaciones en este terreno de Humala, la mayoría de los analistas habían coincidido en pronosticar una victoria abrumadora de García, la que no se produjo. Suspirando aliviados, al final del debate los asesores de Humala se alegraron de que García no haya “barrido” al ex comandante como se anunciaba, y celebraron como una victoria lo que calificaron como “un empate”. Sin embargo, según una encuesta flash de la empresa CPI, realizada en Lima, el 61,8 por ciento vio ganador a García, mientras un 20,1 por ciento se inclinó por un triunfo de Humala, y un 14,8 por ciento señaló que hubo un empate.
Durante el debate, Humala estuvo más agresivo, alzando reiteradamente la voz y cuestionando directamente el pasado de su contendiente, al que le recordó en un par de ocasiones los antecedentes de corrupción y violaciones a los derechos humanos de su gobierno. García buscó, en cambio, presentar una imagen de moderación y evitó el enfrentamiento directo, aunque igual lanzó –con más sutileza que el ex comandante– un par de puyas a su rival. Los momentos más tensos del debate se produjeron cuando ambos candidatos se acusaron mutuamente de tener vínculos con Vladimiro Montesinos, el encarcelado antiguo asesor del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000). Humala arrancó hablando con cierto aplomo, lo que seguramente sorprendió a muchos, pero hacia la segunda mitad del debate comenzó a salirse del libreto que había ensayado con sus asesores y terminó trabándose y hablando a los gritos. Fue un final nada favorable para el ex comandante.
Consultado por Página/12 sobre el resultado del debate, el politólogo Carlos Reyna señaló que “para un poblador urbano, costeño, educado, de clase media, sin duda ganó García, aunque por un margen estrecho, porque cumplió con el perfil que se supone debe tener un político clásico: habló bien, estructuró adecuadamente su mensaje y demostró conocimiento de las cosas de las que habló. En cambio, Humala no tuvo esas virtudes, pero puso el énfasis en hablar de la pobreza, repitió varias veces su propuesta de nacionalizar los recursos naturales, dijo que el Estado es propiedad de una elite y que eso debía cambiar, se opuso al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, y ésos son temas que impactan en los sectores pobres, especialmente provincianos y rurales. García habló mejor, pero también se mostró más conservador y no dijo nada que conectara con las demandas de cambio de los sectores más pobres. El problema de Humala estuvo cuando debió hablar de temas relacionados a la institucionalidad democrática o de asuntos puntuales como la descentralización, porque ahí demostró una gran ignorancia y una preocupante limitación intelectual”. Fernando Tuesta, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, coincide en el análisis: “Desde un punto de vista racional García estuvo mejor, más preciso, más claro y ordenado en sus ideas, pero Humala habló con un lenguaje sencillo que buscó llegar a los sectores populares, y aunque en el análisis quede como el perdedor, creo que entre los sectores populares la percepción puede ser diferente”. Ambos analistas coinciden en que García logró afianzar su candidatura entre los sectores medios y urbanos, mientras Humala puede haber consolidado su votación en los sectores pobres y provincianos, e incluso haber captado nuevos votantes ahí, donde ya ganó en la primera vuelta. “El problema para Humala es que cuantitativamente ese sector urbano, costeño y de clase media, donde García seguramente ha consolidado su votación luego del debate, es mayor que los sectores pobres y rurales del interior donde Humala puede haber sacado alguna ventaja”, precisa Reyna. En opinión de Tuesta, “cuando Humala se apartó del libreto que tenía se le salió lo militar y afloraron sus rasgos autoritarios, y eso es algo que lo perjudica”.
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