Por Brian Whitaker
Israel endureció ayer su control sobre Cisjordania cuando sus tropas tomaron por asalto la sede de la Autoridad Palestina en Hebrón. La invasión llevó el total de ciudades reocupadas a siete, dejando sólo a Jericó –aislada en el valle del Jordán– bajo control palestino efectivo. Fuerzas israelíes rodearon el complejo palestino en Hebrón, situado en la cima de una colina, en horas de la madrugada y, según fuentes palestinas, llamaron por altoparlante a todos los que estaban adentro para que salieran con las manos en alto. Cuatro oficiales de la policía palestina murieron en un intercambio de fuego. Fuentes palestinas afirmaron que los hombres, nombrados como Khaled Tmeezeh, Ashraf al-Deeb, Muhammed Abu Awad y Mohammed al-Awawde, se desangraron hasta morir porque se impidió que las ambulancias llegaran a ellos. Funcionarios dijeron que otros 20 se rindieron, entre ellos Nizaam Jaabri, el jefe de seguridad palestino. Algunos del grupo son sospechados de matar a cinco personas de las que se pensaba que estaban colaborando con la inteligencia israelí.
El ejército israelí afirmó que sus soldados entraron a Hebrón para atacar la infraestructura terrorista, y que sus tropas han arrestado una “gran cantidad” de sospechosos y encontraron un laboratorio de explosivos. Los soldados declararon un toque de queda, confinando en sus casas a más de 100.000 palestinos. El edificio gubernamental fue usado por el ejército británico cuando controló el área hasta 1948. Seguidamente el ejército jordano asumió el mando, y cuando Israel capturó Cisjordania en 1967, el ejército israelí tuvo su central allí. Cuando Israel entregó la mayor parte de Hebrón a los palestinos en 1997, convirtieron la estructura en un edificio para el gobernador regional y las fuerzas de seguridad. El acuerdo de 1997 dejó a Israel en control de alrededor del 20 por ciento de la ciudad, custodiando tres enclaves donde colonos judíos viven en el centro de Hebrón.
En el resto de Cisjordania, los palestinos fueron nuevamente confinados a sus casas por toques de queda, y tanques israelíes rodearon el complejo de Arafat en Ramalá. Los palestinos de Ramalá acusaron al ejército israelí de poner en peligro sus vidas durante los breves períodos en que se levantan los toques de queda. Dijeron que el ejército había anunciado que el toque de queda sería levantado ayer por dos horas, pero que cuando la gente salió a la calle a comprar comida los tropas dispararon gas lacrimógeno y balas de goma. En Nablús, el gobernador de la ciudad, Mahmoud Alol, dijo que tropas israelíes entraron en su edificio de departamentos de seis pisos y encerraron en sus casas al resto de los residentes. Ayer temprano, en el cruce de Karni entre Israel y Gaza, soldados israelíes dispararon y mataron a un palestino. El ejército dijo que el hombre estaba tirando granadas. Jihad Islámica faxeó un comunicado a Associated Press diciendo que el muerto era un miembro del grupo. El ejército también dijo que arrestó a 11 palestinos en la aldea de Beit Fajjar, cerca de Belén.
El primer ministro israelí Ariel Sharon dijo que no tenía intenciones de reinvadir Gaza, contradiciendo sugerencias anteriores de que estaba preparándose una enorme ofensiva militar contra la zona. La radio israelí sostuvo que Sharon dijo al Comité de Asuntos Exteriores y Defensa: “Quienquiera que piense que es necesario recapturar Gaza no entiende nada”. Pero advirtió que Israel descargará “un fuerte golpe” contra la organización de Hamas allí.