EL MUNDO
Estemos de acuerdo en que estaremos en desacuerdo
La cumbre del G8 en Canadá terminó con diferencias entre EE.UU. y Europa sobre Medio Oriente y acuerdos sobre Rusia, Africa y lucha antiterrorista.
La amenaza del presidente George W. Bush de derrocar a Yasser Arafat dejando a la Autoridad Palestina con hambre de efectivo presentó una grieta inmediata ayer cuando la Unión Europea (UE) extendió nuevas aportes monetarios para reparar el daño que causaron las incursiones israelíes. Tras el cierre de la Cumbre anual de los G8 ayer en Kananaskis (Canadá) quedó evidenciada la discrepancia de los gobernantes europeos con la propuesta de Bush de reemplazar a Arafat, aunque para el presidente estadounidense “la mayoría de los líderes europeos comprenden que algo hay que cambiar allí y eso comienza con las elecciones libres (...)”. Desde la misma cumbre el miércoles en Calgary, Bush ya había advertido que “no invertiremos dinero en una sociedad que no es transparente y es corrupta, y espero que otros países no lo hagan”.
Fue el desacuerdo final de una cumbre de pocos acuerdos de substancia, en que relucieron un paquete mayormente simbólico de ayuda a Africa –que permitió la pintoresca presencia de líderes de ese continente en la foto de cierre de la cumbre– y otro más importante, por el cual los países más ricos comprometieron 20.000 millones de dólares en el curso de los próximos 10 años para la destrucción de armamentos de la ex Unión Soviética. Por la misma moneda, anunciaron que Rusia será ya miembro pleno del grupo en la próxima cumbre, lo que significa que podrá asistir a las deliberaciones de los ministros de Finanzas. Pero el saldo final de la cumbre anual de los ocho más poderosos evidenció la división entre Europa y Estados Unidos con respecto al futuro del líder palestino Yasser Arafat. El canciller alemán Gerhard Schroeder señaló a la prensa que “mientras sea presidente (de la AP) es nuestro interlocutor”. Por su parte, el premier canadiense y anfitrión de la cumbre, Jean Chrétien, afirmó que “el pueblo palestino debe elegir a su líder” en coincidencia con anteriores declaraciones del presidente francés Jacques Chirac. Arafat anunció esta semana que llamará a elecciones para el próximo enero y se postulará candidato; en caso de que triunfe, le habrá ganado el desafío a Washington. Bush ayer intentó disfrazar las opiniones europeas y salió a agradecer por la respuesta “positiva” a su llamado a condicionar el aporte de EE.UU. a la creación de un Estado palestino mientras Arafat perdure en el poder. “Los líderes europeos comprenden que algo hay que cambiar para alcanzar la paz, y eso comienza con las elecciones, una nueva constitución,transparencia, y el imperio de la ley entre los palestinos”, dijo.
Washington no provee de una asistencia directa a la Autoridad Palestina aunque la CIA haya tenido un rol protagonista en entrenar e invertir en las fuerzas de seguridad palestinas –a las que Sharon acusa de provocar ataques contra Israel– hasta hace dos años. El año pasado Estados Unidos dispuso de 114 millones de dólares para los palestinos a través de Naciones Unidas, el Banco Mundial y las organizaciones no gubernamentales. Pero las recientes declaraciones de Bush han alertado a los palestinos por la influencia de Norteamérica en el Banco Mundial y otras instituciones internacionales, sobre todo, ante la pauperización de la Autoridad Palestina luego de 21 meses de derramamiento de sangre.