Unas 200.000 personas acudieron al acto del candidato centroizquierdista a tres días de las elecciones presidenciales en México. El líder del PRD prometió terminar con las “viejas estructuras” de la política mexicana.
› Por Darío Pignotti
Desde México DF
Ante un Zócalo –plaza central de México– abigarrado de paraguas y gorros amarillos que buscaban protegerse de la lluvia, el candidato centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador cerró ayer su campaña con vistas a las elecciones presidenciales del próximo domingo. López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), habló ante unas 200.000 personas desde el palco levantado frente al mástil central del que cuelga una bandera de más de 40 metros. Proclamó emocionado que en estos comicios lo que está en disputa no es sólo la elección de un mandatario para los próximos 6 años, sino un proyecto de nación. “Hay que remover las viejas estructuras de poder, terminar con el caduco sistema de control y manipulación, hacer a un lado al político fantoche, mediocre y ladrón que tanto daño le ha hecho al país”, bramó. Según las últimas encuestas, López Obrador aventaja por dos puntos (36 a 34 por ciento) al postulante del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa.
Desplazarse por entre el público se volvió prácticamente imposible a partir de las 17.30 horas, por lo que este cronista debió escoger el techo de un camión del Mogum, sindicato de trabajadores ambulantes, para seguir el evento. En la puerta trasera del vehículo fue colgada una cartulina ironizando a Felipe Calderón Hinojosa, que acusó a Obrador de corrupto y propuso un gobierno de manos limpias: “Calderón, manos limpias, uñas sucias”, decía la del afiche sindical. Desde el techo del camión seobservaba a miles de perredistas que no pudieron llegar al Zócalo y permanecieron en por lo menos 6 cuadras de la avenida 20 de Noviembre.
“Estamos con Obrador porque él defiende a los pobres, nosotros queremos trabajar y no conseguimos, por eso tenemos nuestro changarro (changa) donde podemos y con él nos entendimos”, dice Pedro Valenzuela, en lo alto del camión de Mogum cuyo techo comienza a pandearse.
A pesar de la lluvia la multitud acompañó entusiasta el acto y ovacionó reiteradamente a Obrador. El candidato prometió moderación económica: “No vamos a actuar de manera irresponsable. No vamos a provocar ninguna crisis”, prometió. En los últimos días de la campaña una agrupación de empresarios había intentado agitar el fantasma de la inestabilidad ante un eventual triunfo de la centroizquierda.
En términos electorales lo que importaba ayer era que la imagen del Zócalo se transmitiera al alto índice de indecisos, que puede llegar al 19%, y no acostumbra a participar de este tipo de eventos.
“Es evidente que éste fue el acto más concurrido de la campaña, debe haber habido tal vez 200.000 personas,” dijo a este enviado el editor Roberto López, del diario Milenio.
A partir de las 15 horas decenas de miles de personas comenzaron a arribar al Zócalo desde las calles Francisco I Madero, 16 de Setiembre y 5 de Mayo, donde un grupo de vecinos de Iztapalapa vociferaba “adelante, atrás y al lado, aquí no hay acarreados (los que participan del acto por una paga)”. La columna de unas 500 personas pasó frente al bar La Opera, el mismo donde Pancho Villa y sus hombres de la División del Norte irrumpieron a caballo en 1915.
Es posible que haya habido algunos “acarreados” ayer, así como el domingo en el acto de cierre del PAN, en el Estadio Azteca. Pero la diferencia entre los dos eventos está en la idiosincrasia de cada uno. El evento del Azteca, dominado por el azul y blanco, recordó por momentos al cierre de las primarias republicanas de los EE.UU., donde algunos de los marqueteros de esa agrupación hicieron escuela. El de ayer, dominado por el amarillo y negro, colores históricos del PRD, pareció más desbordado, maquillado sí pero no al punto de hacerlo artificial. Si es por comparaciones aquí hubo algo de las concentraciones populares en la Plaza de Mayo, sin bombos claro, pero con trompetas. Una orquesta de mariachis, de pantalón y chaqueta negros, sonaron toda la tarde en la esquina de 5 de Mayo y Monte Piedad.
Durante el discurso, los mariachis reforzaron a trompetazos los momentos más vibrantes, como cuando Obrador recordó a la generación de estudiantes de 1968, cuando ocurrió la masacre de la UNAM en la que murieron unos 300 manifestantes. También fue ovacionado cuando mencionó a Cuauthémoc Cárdenas, fundador y líder histórico del PRD. Esta última mención tomó por sorpresa al público, dadas las diferencias que separan a Obrador y Cárdenas, quien fuera el candidato centroizquierdista derrotado en las dos últimas presidenciales, tendencia que López Obrador quiere revertir.
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