EL MUNDO › CARLOS MONSIVAIS ANALIZA LA ELECCION DE MAÑANA EN MEXICO
El notable ensayista denuncia el “feroz combate” de sectores empresarios y eclesiásticos para derrotar a López Obrador. Tilda a Calderón de oportunista, a Marcos de aburrido y a Fox de ignorante.
› Por Darío Pignotti
Desde México DF
“La derrota de México ante Argentina en el Mundial fue un gol contra el oportunismo electoral de la derecha.” Lo dice a Página/12 Carlos Monsivais, 68, cronista, ensayista, intelectual de referencia y analista mordaz, en la semana previa a las elecciones presidenciales del domingo, en las que se pronostica una cerrada disputa entre el conservador Felipe Calderón Hinojosa (Partido Acción Nacional, PAN) y el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador (PRD, Partido de la Revolución Democrática), con Roberto Madrazo (PRI, el histórico Partido Revolucionario Institucional) corriendo desde atrás. Como no podía ser de otra manera, las elecciones dominaron la conversación, pero Monsivais también reservó algunos dardos para Vicente Fox y el Subcomandante Marcos.
“Calderón Hinojosa y el presidente Fox (también del PAN) quisieron aprovecharse de la popularidad de la selección con fines paganamente electorales. El muy católico señor Calderón insensatamente creyó que sus envíos espirituales hacia Alemania podían en algo influir a nuestra selección, pero su capacidad profética no salió nada favorecida. Calderón y Fox creyeron ser al mismo tiempo la delantera, la defensa y el arco tricolor. Fox (siguió el partido con cara pintada de rojo, verde y blanco) llegó al extremo de anunciar que convertiríamos miles de goles.”
Las últimas encuestas, con López Obrador unos pocos puntos arriba, muestran que las preferencias están partidas: el norte votaría por la derecha y el sur por la izquierda.
–¿México es un país dividido entre el norte rico y el sur pobre?
–No es México un país culturalmente dividido. Las creencias, los anhelos, la americanización son iguales aquí y allá. Están mostrando las encuestas, eso sí, a un país electoralmente dividido entre los electores del norte y los del sur. En lo que respecta a los votos del norte, eso tiene como explicación la inercia del sometimiento y la fortísima capacidad del empresariado que como sea quiere bloquear la victoria de López Obrador, emparentándolo truculentamente, groseramente, con el castrismo y el chavismo.
–¿En qué factores de poder se respalda Calderón Hinojosa?
–Lo apoyan los empresarios, los grandes medios en general... se trata de entregarle el país a la derecha. Mientras todo eso ocurre se les promete a las clases medias que no les va a ir tan mal y se les siembra miedo contra López Obrador diciendo que es un peligro para México, que los inversionistas van a salirse del país. Pero los más fervientes electores del PAN están en la jerarquía de la Iglesia.
–¿Por qué?
–La Iglesia prefiere al PAN y al señor Calderón Hinojosa por sus posiciones frente a los derechos reproductivos, a las minorías sexuales, las sociedades de convivencia, un poco lo que está ya en Buenos Aires. El candidato Calderón, que ya ha distribuido imágenes de la Virgen de Guadalupe a sus seguidores, se ha manifestado en contra de la píldora del día siguiente y ha dicho que si llega a presidente la quitará del cuadro básico de medicamentos populares.
–¿Por qué López Obrador es una opción?
–En principio pienso apoyar con mi voto modestísimo a López Obrador viendo la calidad de sus enemigos. El país más retrógrado, más represivo, más viejo, más entregado a los intereses del señor George Bush es el país que combate con ferocidad a López Obrador: todo eso ya me pareció una gran recomendación de entrada. El problema está en que Obrador tiene detrás un partido que no me inspira ninguna confianza, me refiero al PRD. Hay en el PRD gente entusiasta, muy entregada a la lucha contra la desigualdad, pero tiene el partido una dirigencia ya burocratizada, con sectarismo, con un castrismo de puras frases, lo cual no me hace confiar en ellos.
–¿López Obrador le ofreció el Ministerio de Cultura?
–Sí, lo hizo, pero creo que fue una broma: yo no sobreviviría ni dos días en un alto puesto público, sería dimitido de inmediato. Además, cuando hizo el ofrecimiento le dije que yo sólo aceptaría ser secretario de Hacienda, y creo que allí ni siquiera me permitirían asumir el cargo.
–¿Qué piensa de la “otra campaña” que lanzó en enero el Subcomandante Marcos por fuera del sistema electoral?
–La “otra campaña” pudo haber sido un factor influyente pero no lo ha sido. Tiene una sola vía para hacerse conocer, el diario La Jornada, que le da una página, pero es una página muy repetitiva, porque contiene discursos de Marcos que se sustentan en algunas hipótesis muy difíciles de probar. Primero, que en 2012 la “otra campaña” va a derrocar al gobierno que esté en ese momento y sin usar medios violentos: yo no veo cómo se pueda derrocar a nadie pacíficamente. Segundo, dice que todos los candidatos son iguales y que lo que hay es un engaño al pueblo, gastando el 70 por ciento de los ataques contra López Obrador, dejando ver que la única izquierda que va a tomar el poder es la que rodea a Marcos. Es otra hipótesis a la que no le veo sustentación.
–En su opinión, ¿Marcos se convirtió en un espectro de lo que fue?
–Desde luego que su discurso ya no me interesa, lo encuentro muy grosero en el peor sentido. Ha llegado a decir que usa la Constitución para limpiarse el culo, textualmente, lo que me parece pueril. Siento que se repite hasta la saciedad y lo que en otro momento era un afán lírico se ha vuelto pura cursilería. Ahora, lo que me parece muy importante es el nivel testimonial de la “otra campaña”. En efecto, hay muchísimos jóvenes que expresan la voz de la marginalidad participando de esa campaña y allí cuentan cómo se les ha reprimido, cómo se les niegan las oportunidades por ser jóvenes. Esa parte me sigue pareciendo muy, muy importante.
–En 2000, Vicente Fox llegó al gobierno tras 70 años de gobierno del Partido Revolucionario Institucional como el hombre del cambio. ¿Está decepcionado con el sexenio foxista?
–Para mí no fue una gran decepción el señor Vicente Fox. El en su campaña presidencial nos auguró lo que luego cumplió fielmente: incomprensión de la historia del país, de la historia mundial, ignorancia casi perfecta, conservadurismo muy hecho de fórmulas y rituales, alejamiento de cualquier idea de lo jurídico y de toda noción del Estado. Entonces haber pensado que alguien con tales limitaciones era capaz de desarrollar una política congruente era ridículo.
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