Las acusaciones contra soldados norteamericanos en Irak se siguen acumulando. El ejército de Estados Unidos anunció ayer que ordenó investigar la muerte de cuatro iraquíes de la misma familia, presuntamente asesinados por militares norteamericanos al sur de Bagdad la semana pasada. Un comunicado señaló que el general James D. Thurman ordenó al Comando de Investigaciones Criminales (CID) del ejército investigar un incidente en el cual dos militares “supuestamente mataron a una familia en su hogar en la zona de Mahmudiyah, al sur de Bagdad”. El comunicado militar indicó que un análisis preliminar permitió recoger información suficiente para recomendar una investigación del incidente.

Una de las hipótesis que se manejan es que la matanza de la familia fue por venganza. El 20 de junio, el general iraquí Abdel Aziz Mohammed, jefe de operaciones en el Ministerio de Defensa, denunció el descubrimiento en la región de Yusufiyah, 25 kilómetros al sur de Bagdad, de los cadáveres con señales de tortura de dos militares estadounidenses desaparecidos cuatro días antes. “Tenemos valores y normas en nuestro ejército, y nuestros soldados son disciplinados. Sé que nuestros comandantes prestan atención constantemente a este tipo de cosas”, dijo el general Thurman, declarando confianza en sus hombres, al ser interrogado sobre la posibilidad de que se haya producido una venganza tras esas muertes.

Esta no es la primera acusación contra soldados norteamericanos. El incidente más grave es el de la presunta masacre en el poblado iraquí de Haditha, que puede conducir a la inculpación de marines por haber matado a sangre fría a al menos 24 civiles, entre ellos algunos niños, el 19 de noviembre de 2005, en venganza por la muerte de uno de sus camaradas en un atentado.