Mar 02.07.2002

EL MUNDO

Un final cabeza a cabeza en unas elecciones muy confusas en Bolivia

Escrutado menos del 30 por ciento de los votos, el liberal Sánchez de Lozada y el
populista Manfred Reyes aparecen empatados.

Los resultados de los comicios presidenciales en Bolivia siguen siendo un misterio. Debido a que el Tribunal Electoral no difunde los resultados hasta que esté completado el recuento manual, en la noche de ayer apenas estaba escrutado el 26,8 por ciento de los votos. El ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), tiene el 26,8 por ciento de los votos, y ya en la noche de ayer se había autoproclamado ganador. Manfred Reyes Villa, de Nueva Fuerza Republicana y favorito previo en las encuestas, tiene el 26,5 por ciento. Y a diferencia de las proyecciones de las empresas encuestadoras, el ex presidente Jaime Paz Zamora, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), aventaja cómodamente en el tercer lugar al líder cocalero Evo Morales: 19,8 por ciento contra 11,9. Estas cifras pueden cambiar debido a que los votos del interior boliviano, que tenderían a favorecer a Morales, serán los últimos en ser contabilizados. Ya comenzó la guerra entre candidatos por las alianzas que deberán formarse para nombrar al presidente.
Rápidamente, Sánchez de Lozada se apuró a pedir negociaciones con el resto de las fuerzas políticas. “Necesitamos un gobierno de unidad”, declaró. “Es preciso formar un gobierno sólido en base al Plan de Emergencia (su programa de gobierno),que tiene como pilar salir de la crisis con empleo y la lucha contra la corrupción”, precisó. Pero Reyes Villa ya salió al cruce de las posibles negociaciones. “La señal dada por la población en las elecciones es una demanda de cambio y, por eso, no nos vamos a prestar a realizar un acuerdo como antes, con contubernios (políticos) que el pueblo ya no quiere”, señaló. Paz Zamora, presidente entre 1989 y 1993 y antecesor en el cargo de Sánchez de Lozada (19931997), había dicho el sábado que, pasara lo que pasara, “Sánchez de Lozada no será presidente”, porque “es rechazado por 6 de cada 10 bolivianos”. Y el líder cocalero Evo Morales, del Movimiento al Socialismo, fue claro acerca de su propia posición. “Quienes quieren negociar con el MAS pierden su tiempo. No va a haber ninguna alianza.”
A pesar de todas las declaraciones, el panorama es muy confuso. Primero, porque las proyecciones de las principales encuestadoras del país daban, por la tarde, un resultado sorprendente en el que Morales trepaba al 18 por ciento de los votos, superando a Zamora en el tercer lugar y convirtiéndose en la segunda fuerza parlamentaria, delante del NFR de Reyes Villa. Y como el presidente boliviano debe salir del apoyo de por lo menos la mitad del Congreso, la conformación de las bancadas es tanto o más importante que el porcentaje neto de votos obtenidos. El escrutinio definitivo está desmintiendo el porcentaje tan alto de Evo Morales, pero no se sabe exactamente cuántos serán sus votos por la lentitud del recuento, ni tampoco cómo se traduce dicho porcentaje en bancadas.
Es claro, de todos modos, que Morales no hará ningún acuerdo porque su programa, claramente izquierdista y enfrentado drásticamente con Estados Unidos (sobre todo en lo que se refiere a la erradicación de los cultivos de coca), lo pone casi fuera del sistema de alianzas. En cuanto a éste, existen versiones de que Reyes Villa y Sánchez de Lozada, a pesar de lo que dice el candidato del NFR, ya iniciaron contactos para formar gobierno. El sistema político boliviano establece que los dos primeros deben buscar el apoyo de los partidos restantes, pero parece difícil que Paz Zamora se una a alguno de los dos partidos más votados, incluso en el caso de que sea el cuarto candidato votado, detrás de Morales.
A la vez, hay que tener en cuenta que no hay demasiada lógica en las alianzas que se han hecho en Bolivia en los últimos años. Paz Zamora, que fundó el MIR para combatir a la dictadura de Hugo Banzer en los ‘70, llegó al poder de la mano del mismo Banzer, en 1993, cuando en 1985 el mismo Paz Zamora había apoyado al segundo en la elección, Víctor Paz Estenssoro, para evitar que asumiera Banzer. Y con la muerte, hace dos meses, del ex dictador, y con su partido que no alcanzó el cinco por ciento de los votos, desapareció también el eje sobre el que pivoteaban las alianzas.

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