Vie 05.07.2002

EL MUNDO  › TIROTEO EN EL AEROPUERTO DE LOS ANGELES

Un 4 de julio lleno de pánico

Inicialmente se pensó en un atentado: tres personas murieron ante el mostrador de la aerolínea israelí El Al en el aeropuerto de Los Angeles.
Era el 4 de julio, y Al-Qaida podía estar atacando. Al parecer no fue eso, pero el miedo quedó.

El 4 de julio en Estados Unidos amaneció rigurosamente vigilado, y con razón: después de todo, se trataba de la primera conmemoración del Independence Day después de los atentados terroristas del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington; las sospechas de que la red Al-Qaida podía montar una gran operación de venganza después de haber sido bombardeada en Afganistán eran más que razonables. La catástrofe tan temida no ocurrió, pero lo que sí ocurrió puede bien haber sido un atentado: un hombre armado abrió fuego frente al mostrador de la aerolínea israelí El Al en la terminal Tom Bradley del gigantesco Aeropuerto de Los Angeles, matando a dos personas y sucumbiendo luego a las balas de un agente de seguridad. Además, una avioneta bimotor se precipitó a tierra sobre un picnic del 4-J que se desarrollaba en un picnic también en Los Angeles, matando a una persona y dejando 9 heridos graves, entre ellos dos niños. Anteriormente, en la noche del 3, el Servicio de Inmigración y Naturalización detuvo a un presunto hijastro del dictador iraquí Saddam Hussein que entró al país manifestando su intención de hacer un curso de pilotaje de aviones en una escuela de aviación donde se entrenó uno de los secuestradores aéreos kamikaze del 11 de septiembre; “Las circunstancias –dijo Jim Goldman, portavoz del INS– son bastante inquietantes”.
Desde el principio, se sabía que el 4 iba a ser complicado, y una de las principales razones era la dificultad en distinguir un hecho terrorista de alguno de otra índole, en medio de una psicosis nacional de seguridad que llevó a las autoridades a redoblar sus advertencias a la población y a reforzar las medidas de seguridad en las principales ciudades y objetivos militares. De hecho, hasta anoche no era inequívoco si lo ocurrido en Los Angeles era un atentado o no. Los hechos ocurrieron a las 11 y media de la mañana locales. “Un sospechoso aparentemente abrió fuego a otro individuo y después disparó contra otras varias personas en la terminal”, contó Horace Frank, teniente de la policía de Los Angeles. Alex Báez, otro portavoz policial, detalló que la segunda víctima mortal fue una mujer y que cuatro personas más resultaron heridas: dos de ellas fueron trasladadas a un hospital en condición crítica, una tercera sufrió una puñalada y una cuarta fue ingresada con dolores en el pecho. Josef Bootsky, un testigo entrevistado en el lugar, dijo que el atacante “era un hombre blanco con cola de caballo, y una y otra vez gritaba: ‘¡Hardy me sacó el trabajo!’. Luego disparó en torno suyo. La gente gritaba y corría para buscar refugio”. Otro testigo dijo que “escuchamos entre ocho y 10 tiros, el sonido fue distintivo, hubo un montón de disparos, luego silencio y dos disparos más”.
Que los hechos se produjeran frente a El Al, que ha sido un blanco frecuente de ataques terroristas árabes, pareció hacer seguro que se trataba de otro más. Comprensiblemente, ésa fue la interpretación que produjo en su momento Ephraim Sneh, ministro de Turismo israelí: “Tenemos razones para pensar que se trata de un ataque terrorista –dijo Sneh a la CNN–. Cuando un hombre armado abre fuego en un aeropuerto internacional contra pasajeros de El Al, se debe considerar que es terrorismo. Hay organizaciones, principalmente grupos islámicos extremistas, que están planeando atacar blancos de Israel en el extranjero, y un aeropuerto es un blanco preferido”. Sneh no lo mencionó, pero uno de los antecedentes más brutales en ese sentido data de 1985, cuando grupos ligados a la facción palestina de Abu Nidal mataron 16 personas e hirieron a más de 100 en ataque simultáneos contra las terminales de El Al en los aeropuertos de Roma y Viena. También Yitzhak Yeffet, ex director de seguridad de El Al, salió a respaldar la teoría del atentado: “La motivación de este hombre sería que formara parte de los terroristas palestinos, o de Hezbolá, de Hamas o incluso de Al-Qaida”, dijo Yeffet a la cadena MSNBC.
Pero luego, Estados Unidos bajó la especulación en ese sentido. “No hay indicios de conexión terrorista alguna en este asunto en este preciso momento –declaró Matthew McLaughlin, portavoz del FBI–. Pero en este momento es demasiado temprano pare descartar nada.” También en ese sentidose pronunció James Hahn, alcalde de Los Angeles, que se presentó en el lugar de los hechos y afirmó “No tenemos información que señale que este incidente esté conectado a terroristas”. Finalmente, Avi Pazner, portavoz del gobierno israelí, relativizó la declaración de Sneh: “No descartamos esta posibilidad, pero no está claro que se trate de un ataque terrorista. Estamos investigando este incidente junto a las autoridades estadounidenses”, afirmo.
El día pasó, George W. Bush pronunció desafiantemente el juramento a la bandera y afirmó que “en los momentos difíciles, los muchos norteamericanos nos volvemos uno”. Pero igual, ayer fue un día de miedo.

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