El gobernante interino de Cuba desde hace un mes cambió al titular de Informática y Comunicaciones por un veterano revolucionario, Ramiro Valdés Menéndez. El ministerio es importante para la “Batalla de Ideas”, una de las apuestas de peso de Fidel.
A un mes de ocupar la presidencia provisional de Cuba, Raúl Castro realizó su primer cambio en el gabinete. El anuncio fue corto y sin muchos detalles –una característica del nuevo gobierno–. El Consejo de Estado, presidido por Raúl, decidió reemplazar al actual ministro de Informática y Comunicaciones, Ignacio González Planas, con el veterano Ramiro Valdés Menéndez. El nuevo titular es un revolucionario de la primera hora y una persona de confianza de los hermanos Castro. Este ministerio tiene también un gran peso político en la “Batalla de Ideas”, una de las principales apuestas de Fidel Castro, con sus programas educativos, de salud y sus mesas redondas en la televisión pública. Además, maneja todas las telecomunicaciones de la isla y factura millones de dólares por año.
Este es el quinto cambio ministerial en lo que va de año en Cuba. Los anteriores habían afectado a las carteras de Comercio Interior, Auditoría y Control, Industria Ligera y Educación Superior. Sin embargo, este reemplazo es distinto por dos razones. En primer lugar, es el primero en realizarse bajo el mandato de Raúl. Y en segundo lugar, esta vez no se impuso a un funcionario de la llamada segunda generación –de entre 45 y 55 años–, sino que el nuevo titular es un hombre de la vieja guardia. Acompañó a Fidel y Raúl en el asalto al cuartel Moncada en 1953, en la prisión de Isla de Pinos, participó en la vuelta a la isla en 1956 y se ganó el rango de comandante durante la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra.
Su trayectoria en el aparato estatal cubano es aún más extensa. Fue jefe y fundador de la Seguridad del Estado en 1959. También fue el primer ministro del Interior, de 1961 a 1968, y luego volvió a ocupar ese cargo en los ochenta. A finales de los sesenta, terminó sus estudios universitarios y se convirtió en el número dos de Raúl Castro en las Fuerzas Armadas. Al mismo tiempo, se convirtió en uno de los principales asesores de Fidel. En su carrera política, pasó por el Congreso, el Buró Político y el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), del que todavía es miembro.
La oposición moderada interpretó el cambio como una señal de que la sucesión del poder estaría en marcha en la isla. “Ya se perfila un nuevo gobierno, una combinación de viejo liderazgo y nuevos administradores, entre duros y pragmáticos. La hora de Fidel Castro ha terminado. Está definida la sucesión y Raúl es el gobernante silencioso que conforma un nuevo equipo”, aseguró el historiador disidente Manuel Cuesta. El anticastrismo de Miami también vio en el cambio ministerial un intento por crear un gobierno de “unidad nacional” para enfrentar mejor la oposición interna y la comunidad anticastrista que se concentra en Miami.
El cambio ministerial coincidió con el primer mes de gobierno de Raúl. Un mes signado por la tranquilidad en la isla y la inquietud en el mundo, que no podía salir de su asombro luego de que Fidel dejara sus funciones por primera vez desde que tomó el poder en 1959. El 31 de julio pasado, el veterano dirigente cubano le anunció a la isla, a través de un comunicado, que traspasaría provisionalmente el mando a su hermano menor porque sufría una hemorragia intestinal y debía ser operado. Ayer, un mes después, el gobierno cubano no ha informado mucho sobre la evolución del líder revolucionario, excepto que se encuentra bien y estable. No obstante, la población de la isla se ha mantenido optimista y tranquila.
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