Lun 11.09.2006

EL MUNDO  › BUSH VISITO LA ZONA CERO, DONDE HASTA 2001 ESTUVIERON LAS TORRES GEMELAS

Nueva York conmemora su día más oscuro

Hace cinco años, dos aviones se estrellaban contra el World Trade Center, otro contra el Pentágono y un cuarto, contra un campo en Pensilvania. Morían 2973 personas. Y comenzaba la guerra antiterrorista de la administración republicana. El análisis, en el suplemento especial.

A cinco años de los atentados contra las Torres Gemelas, el presidente George Bush quiere volver a utilizar el tema de la inseguridad para mejorar su popularidad. Sin embargo, la falta de resultados en Irak y en la búsqueda de Osama bin Laden le están jugando en contra esta vez. El mandatario viajó ayer a Nueva York, junto con su esposa, Laura, para colocar una ofrenda floral en la Zona Cero, el lugar en donde hasta 2001 estaban las famosas torres. Pero este acto oficial fue muy diferente del de cinco años atrás. Esta vez, a Bush lo esperaban decenas de manifestantes que lo abuchearon y le demandaron que se retire de Irak.

De impecable luto, Bush y su esposa depositaron flores rojas y blancas en el lugar donde se levantaban las imponentes Torres Gemelas. Este fue el primer acto oficial de los dos días de homenaje que la Casa Blanca planeó para recordar el mayor atentado que hayan sufrido los estadounidenses en su territorio. Hace exactamente cinco años, dos aviones se estrellaban contra las torres del World Trade Center, otro contra el Pentágono y un cuarto contra un campo de Shankville, Pensilvania, en el noreste de la mayor potencia del mundo. Entre los cuatro atentados, 2973 personas murieron.

Nueva York amaneció ayer con grandes banderas colgadas en los edificios públicos y en los puentes que unen los distintos sectores de la gran ciudad. Toda la ciudad se preparaba para conmemorar el día más oscuro de toda su historia. La Casa Blanca ya anunció que Bush participará hoy de un acto en la Zona Cero, en el que se leerán los nombres de todas las víctimas. Los familiares y amigos de los que fallecieron serán los encargados esta vez de pronunciar los discursos. El mandatario luego se reunirá para almorzar con parte del equipo de bomberos que ayudó en las tareas de rescate en 2001. Los actos se completarán con la visita de Bush a Pensilvania y al Pentágono, los escenarios de los otros dos atentados. Ya a la noche, el presidente se dirigirá al país desde la Casa Blanca.

Pero Bush ya ha comenzado a hablar. El sábado pasado, en un discurso con un claro tinte electoral con miras a las legislativas de noviembre, el presidente destacó el “valor inestimable” que tuvo su guerra contra el terrorismo para la seguridad de Estados Unidos y de sus aliados –-seguramente se olvidó de los atentados en Londres y Madrid–. Incluso, Bush se animó a conjeturar que de no haber comenzado una campaña contra el terrorismo, Al Qaida hubiese podido atacar de nuevo al país.

Utilizando el miedo que instalaron los atentados en la sociedad estadounidense, Bush busca volver a ganar apoyo electoral a sólo semanas de las legislativas. Por primera vez en muchos años, los demócratas podrían recuperar el control de al menos una Cámara. Por eso, este quinto aniversario del 11-S está más politizado que nunca. El presidente del Partido Demócrata, Howard Dean, polemizó ayer con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Dean criticó al gobierno por no avocarse lo suficiente a la guerra contra el terrorismo por estar demasiado ocupado con Irak. “Lo que teníamos que haber hecho es ir tras Bin Laden a gran escala. Debemos capturarlo, debemos matarlo”, afirmó el dirigente opositor.

Por su parte, Rice intentó defender la decisión de atacar a Irak, recordando el supuesto vínculo entre Saddam Hussein y Al Qaida –aunque el propio vicepresidente Dick Cheney reconoció que nunca pudieron confirmarlo–. La funcionaria no sólo le estaba contestando al líder demócrata, sino también al propio Senado. La semana pasada, el Comité de Inteligencia de la Cámara alta difundió un informe en el que descarta que el ex mandatario iraquí haya tenido vínculos con la red terrorista dirigida por Bin Laden. “Saddam Hussein no tenía confianza en Al Qaida y consideraba a los extremistas islámicos como una amenaza a su régimen, y negó todos los pedidos de ayuda material y operativa que le realizó Al Qaida”, afirma el documento.

La prensa estadounidense tampoco quiere que Bush sume puntos en las encuestas con este nuevo aniversario del 11-S. En su edición de ayer, el diario The Washington Post afirmó que la Casa Blanca hace dos años que no tiene un dato fuerte sobre el paradero de Bin Laden, según reconocieron funcionarios de primera línea de Washington y de Kabul. No obstante, Bush continúa promocionando sus “victorIas” sobre el terrorismo y atacando la frontera entre Afganistán y Pakistán, la misma zona que bombardea desde la invasión a ese país en 2001.

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