Mar 12.09.2006

EL MUNDO

Hamas y Al Fatah formarán un gobierno de unidad

El premier palestino y líder de Hamas, Ismail Haniya, sentó las bases de un nuevo gobierno con el presidente, Mahmud Abbas. Haniya continuará en el cargo. Buscan destrabar la ayuda internacional.

› Por Juan Miguel Muñoz *
Desde Gaza

Saltó la sorpresa. Enfrentados en una lucha a menudo cruenta por el poder, el presidente palestino, Mahmud Abbas, y el primer ministro, el islamista Ismail Haniya, acordaron ayer las bases para la formación de un gobierno de unidad nacional cuya composición se conocerá en los próximos días. Sólo se anunció un detalle: Haniya, dirigente de Hamas, continuará ejerciendo como primer ministro.

Pretende Abbas que se levante el embargo económico sobre los territorios palestinos y retomar las negociaciones de paz con Israel. Pero todo apunta a que el Estado sionista no aceptará un gabinete en el que participe Hamas, que se resiste a reconocer explícitamente a Israel. Se impone la prudencia, porque nadie apostaba en Gaza, hace sólo 72 horas, por un acuerdo entre ambas facciones. El 27 de junio, el movimiento fundamentalista y Al Fatah, el partido del presidente, ya habían firmado un pacto para poner fin a las refriegas a balazos que acabaron con la vida de unos 20 policías y milicianos de ambos bandos. No se llevó entonces a la práctica.

Pero la destrucción de las infraestructuras civiles de Gaza tras la captura, el 25 de junio, del soldado Gilad Shalit –aún cautivo en la Franja– y el bloqueo económico a la Autoridad Palestina ejecutado por Israel y la comunidad internacional han conducido a los territorios ocupados a una situación calamitosa. El acuerdo anunciado ahora pretende convencer a los países occidentales de que levanten el embargo. Es imperioso un respiro. “Esperamos en los próximos días constituir un gobierno de unidad nacional”, comentó Abbas tras concluir una reunión, la segunda en 24 horas, con Haniya.

Pocos detalles se conocen del pacto. Algunos políticos y comentaristas apuntan que Abbas ha planteado un ultimátum a Haniya: o aceptaba la dimisión del actual gobierno o el presidente ejercería su potestad de disolver el Ejecutivo. Según informaron fuentes de ambos partidos, la iniciativa de la Liga Arabe aprobada en Beirut en 2002 es la base del acuerdo. Esta propuesta recoge el reconocimiento formal del Estado hebreo a cambio de la retirada completa israelí a las fronteras previas a la guerra de junio de 1967, tal como ordena la resolución 242 de Naciones Unidas. Es Tel Aviv, el que, sin duda, no aceptará devolver la soberanía del eventual Estado palestino Jerusalén Este, ocupada desde hace 39 años junto al resto de Cisjordania, donde la expansión de las colonias es imparable.

Aquí comienzan algunas de las vaguedades no aclaradas ayer. Hamas acepta sólo parcialmente ese plan de la Liga Arabe. Está dispuesto a admitir la creación de un Estado palestino dentro de las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis Días, lo que no significa admitir la legitimidad del Estado sionista. Para despejar dudas, el portavoz fundamentalista, Sami Abu Zuhri, enfatizó explícitamente: “Hamas continúa teniendo su agenda política. Nunca reconoceremos la legitimidad de la ocupación”. Y para la organización fundamentalista, no sólo Cisjordania y Gaza son territorios ocupados. Todo el territorio de Israel lo es. Y también está por verse cómo toman el acuerdo en Al Fatah, un partido indisciplinado y segmentado en infinidad de facciones que cuenta con cabecillas que rechazan sin tapujos toda colaboración con Hamas.

La que está muy clara es la actitud invariable de Israel. Para la administración de Ehud Olmert, la iniciativa es totalmente insuficiente. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Mark Regev, afirmó que el gobierno de concertación podría crear “un nuevo impulso al proceso de paz” siempre que se cumplieran los requisitos que exige el Cuarteto –Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU– desde que Hamas se hiciera con el triunfo en las elecciones legislativas de enero. A saber: reconocimiento explícito de Israel, desarme de la milicia de Hamas y aceptación de los acuerdos suscritos por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Una tríada que los fundamentalistas no pueden digerir, so pena de cometer suicidio político.

Sí parece seguro que el actual gobierno, compuesto por varios de los más importantes jefes de Hamas, tiene las horas contadas. El portavoz del presidente, Nabil Abu Rudeina, precisó que antes del jueves Abbas firmará el decreto de disolución del Ejecutivo, nombrado a finales de marzo. Sin embargo, es imposible aventurar si el futuro gabinete tendrá éxito en su pretensión de que el asedio sobre Gaza termine. Primero, porque la comunidad internacional puede considerar que no se han cumplido sus exigencias. Y en segundo lugar, porque la turbulenta política palestina es impredecible. Sin ir más lejos, horas después de conocerse el pacto dos hombres morían a balazos en un choque armado entre miembros de Al Fatah y Hamas en Gaza.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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