EL MUNDO
¿Quién dijo que Arafat es el número 1 inconmovible?
El desafío a Yasser Arafat creció ayer dentro del campo palestino cuando 600 policías de Cisjordania se negaron a aceptar la destitución de su jefe Jibril Rajub y desconocieron al sucesor designado.
Si el objetivo era apaciguar el reclamo de Estados Unidos e Israel de reformar su deslegitimada estructura de poder, Yasser Arafat no previó la airada reacción desde sus propias bases al ordenar el reemplazo de Jibril Rajub como jefe de la seguridad preventiva en Cisjordania: ayer 600 policías a leales a Rajub se negaron a reconocer al nuevo jefe, Zuhair Manasha, y unos cien jefes de seguridad palestinos fueron a hablar directamente con el “líder máximo” en ese sentido y para pedirle que le otorgue a Rajub un cargo de igual importancia del que fue depuesto. Arafat prometió “actuar bien”, aunque el disenso quedó abierto.
Arafat recibió a los representantes de los oficiales y miembros de la seguridad preventiva palestina en Cisjordania, que manifestaron su negativa a aceptar la destitución de Rajub y a aceptar en su lugar a Zuhair Manasra, porque además no acordaron con el nombramiento político, dado que Manasra había sido el gobernador de Jenín. Aunque parecía improbable que el pedido obligara a Arafat a restituirlo, el rechazo desde sus propios servicios de seguridad alertó sobre esa nueva forma de disenso. Al mediodía de ayer, ya habían anunciado su decisión de “no cooperar” con su sustituto, el general Manasra y firmado un petitorio. Rajub fue destituido de sus funciones el jueves por un decreto de Arafat, en el marco de la reforma de los servicios de seguridad a la que se comprometió, presionado por la comunidad internacional.
Durante su reunión con Arafat, los representantes de los policías pidieron que Rajub sea designado en un puesto “al menos tan importante” como el que ocupaba antes y que su sucesor sea un miembro de ese servicio.
“Hemos confirmado nuestra lealtad hacia Arafat, que es nuestro símbolo. Su reacción ha sido positiva, comprende de qué se trata y ha prometido actuar bien”, dijo el capitán Sabri Tmezi.
Tanto Rajub como el también destituido Mohammed Dahlan, que se desempeñaba como jefe del servicio de seguridad preventiva en la Franja de Gaza, eran miembros veteranos del equipo de negociación con Israel durante las conversaciones bajo mediación de Estados Unidos, y ambos son populares entre los palestinos; de hecho se ha mencionado a Rajub como potencial sucesor de Arafat. No es casual que éste los haya destituido en su promesa al exterior de revisar sus instituciones y eliminar de ellas la corrupción. Arafat prometió reducir los nueve servicios de inteligencia palestinos y convertirlos en cuatro fuerzas bien definidas bajo un nuevo Ministerio del Interior.
La protesta de los uniformados en Ramalá fue interrumpida antes de que las tropas israelíes que ocupan la ciudad reimpusieran el toque de queda. En el sur de la ciudad de Gaza, una palestina de 40 años y su hija de dos murieron cuando las tropas israelíes dispararon contra el taxi en el que viajaban, según fuentes médicas palestinas. Nabil Abú Rudeina, consejero de Arafat, calificó ese hecho de “nuevo crimen”’ de Israel, al igual que el ministro de Colectividades Locales, Saeb Erakat, que responsabilizó de esas muertes al gobierno del premier israelí Ariel Sharon. Pero el ejército desmintió categóricamente que sus soldados hubiesen abierto fuego en ese sector. Horas antes, las fuerzas israelíes mataron a un palestino de 45 años, Jamis Shurab, cuando dispararon con ametralladoras pesadas contra unas viviendas de la periferia de Jan Yunes, en el sur de la franja de Gaza, según fuentes médicas y de seguridad palestinas.