Mar 17.10.2006

EL MUNDO

Un, deux, trois... las izquierdas del socialismo

Los militantes socialistas franceses tendrán que elegir al presidenciable entre tres personalidades que representan corrientes distintas: Royal, Fabius y Strauss-Kahn.

› Por Eduardo Febbro
Desde París

El retiro anticipado del ex primer ministro Lionel Jospin de la batalla por la candidatura presidencial del PS dejó al partido fundado por Jean Jaurés en un esquema de combate interno. De aquí al próximo 16 de noviembre los militantes socialistas deberán elegir a su representante en las urnas supremas entre tres personalidades que representan corrientes bien diferenciadas. Una mujer que ha trastornado el zócalo del socialismo, Ségolène Royal, la elegida de los sondeos a nivel nacional y, hasta hoy, la única que parece capaz de derrotar a la derecha; el ex premier Laurent Fabius, que pretende unir a toda la izquierda, y el ex titular de Economía Dominique Strauss-Kahn, un hombre que se presenta como la vertiente social-demócrata del PS. A estas tres izquierdas oficiales que cohabitan en el seno de una misma formación al lado de otras corrientes renovadoras (el Nuevo Partido Socialista, Utopía, etc.) hay que sumarle unas cinco izquierdas más que están afuera. El Movimiento de los Radicales de Izquierda, el Partido Comunista, los ecologistas y los dos hermanos enemigos de la extrema izquierda, la Liga Comunista Revolucionaria y Lucha Obrera. Para ganar una elección presidencial hay que aunar todas estas fuerzas y, además, aspirar votos en el centro y en la derecha.

Las ocho izquierdas francesas pueden ser más si se contabilizan en ellas todas las demás expresiones que pululan en el interior de los partidos, principalmente el PS y el PC. Sin embargo, ninguna de las cinco izquierdas periféricas puede ganar una elección, mientras que el PS, pese a sus divergencias, sí está en condiciones de hacerlo. La extrema izquierda representa un papel de productor de ideas y de denuncia del capitalismo más que una opción electoral segura o un aporte de votos decisivo. Los comunistas continúan en estado de coma, pero con los ojos abiertos y azorados por la forma en que buena parte de su electorado se fue mudando a las urnas de la extrema derecha. El Movimiento de los Radicales de Izquierda hace la venia a las consignas del PS, al tiempo que los ecologistas, ya insertos en el escenario político nacional, constituyen una fuerza atípica, una suerte de izquierda de humores cambiantes.

Por encima de los ingredientes anecdóticos de la persona, entiéndase, que sea una mujer y la compañera del actual primer secretario del PS, François Hollande, Ségolène Royal provocó un sismo silencioso en las estructuras socialistas. Si sus adversarios se burlan de ella porque es la candidata de los sondeos pero no aún del partido, si muchos la critican porque, sigilosamente, se benefició con una inédita elección virtual, Royal no carece por ello de postulados. Su portavoz la define como la candidata “del socialismo renovado”, sus enemigos como la más alta representante del “social populismo”. Habría que decir del socialismo por Internet. Royal empezó con su excursión a través de un modesto portal de Internet llamado “Deseo de Porvenir” y ello la llevó al cielo de los sondeos. Es curioso constatar que la opinión pública dice que la prefiere porque es una persona ajena a la política, cuando en realidad a lo único que se ha dedicado es a hacer política. Royal tiene un objetivo definido y declarado. Para ella, se trata de romper con el pasado: “Encarnar la renovación pragmática”. Su estatuto de mujer en un país cuya clase política es de una misoginia legendaria, a pesar de las apariencias –Francia, país de la igualdad y de los derechos de la mujer, etc.–, sirve a su proyecto de presentarse con el perfil de candidata de la renovación. Inculcó un concepto ligado a su acción: la democracia participativa, la integración de la ciudadanía en la acción política gracias a los “ciudadanos expertos”.

Los otros dos candidatos del PS aparecen con un corte mucho más clásico, más ligados a la historia estructural del Partido Socialista. Dominique Strauss-Kahn tiene el perfil de un social liberal, un europeísta reformista que ha introducido una variante más en el sentido de la palabra socialista. Es el representante de “un socialismo de producción”, cuyo postulado consiste en arrancar a la izquierda de su eterno esquema de partido de la redistribución. Laurent Fabius encarna un poco más la historia del PS. El ex premier defiende los valores de la izquierda y un concepto de partido oriundos de la época del difunto presidente socialista François Mittterrand. La etiqueta es por demás paradójica. Durante muchos años, Fabius apareció como un social liberal. Sin embargo, su militancia radical a favor del “no” a la aprobación del Tratado Constitucional europeo y la victoria de esa opción lo propulsaron como un hombre de izquierda. De esas tres izquierdas saldrá el candidato y, tal vez, de la mezcla con las otras cinco resultará el próximo presidente.

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