Los transportistas protestan por la suba del gasoil –para bajar el boleto–. El gobierno cree que buscan “desestabilizar”.
› Por Carpineta María Laura
Como en los viejos tiempos, los sindicatos salen a las calles para defender a un gobierno de izquierda. Esto sucederá hoy en Montevideo. La principal central sindical del país, la PIT-CNT, una aliada del Frente Amplio (FA), convocó a un paro nacional en rechazo a la huelga de ayer de camioneros y taxistas –estos últimos ya se bajaron–, impulsada por los empresarios. “Estamos planteando la defensa a la democracia”, le dijo a Página/12 Luis Puig, un miembro del secretariado de la central sindical. Las empresas de camiones de carga se vieron afectadas por la decisión del gobierno de aumentar el gasoil para financiar la baja del boleto de colectivo y del precio de la nafta, dos medidas muy populares entre los sectores medios y bajos.
Desde el comienzo, el gobierno interpretó la medida de fuerza de los empresarios como un nuevo capítulo de la lucha de poder entre el oficialismo y la oposición. Los frenteamplistas no podían ayer dejar de destacar la suma de coincidencias que vienen sucediendo en los últimos tiempos: los cuestionamientos a la Justicia por el procesamiento de militares acusados de crímenes cometidos durante la dictadura, reuniones secretas entre jefes militares y líderes de la oposición y los pedidos de renuncia a ministros nacionales desde las bancadas colorada y blanca en el Congreso. El ministro de Ganadería y Agricultura, José Mujica, advirtió que la derecha está utilizando a las patronales para presionar y debilitar al gobierno. El presidente de la Intergremial del Transporte Profesional de Carga Terrestre de Uruguay, Diego Valverde, rechazó estas afirmaciones. “No hay ningún tinte político en nuestras demandas. Son las mismas que le hicimos a otros gobiernos”, afirmó en diálogo con este diario.
Algunos senadores prefieren hablar de “coincidencias objetivas”, en vez de una relación directa como la que describe el ministro. En otras palabras, reconocen que no hay un complot organizado para desestabilizar al gobierno de Tabaré Vázquez, aunque sí un encuentro de intereses entre los partidos de la oposición, algunos sectores castrenses ligados a la dictadura y los grupos de poder económico, como por ejemplo, los productores agropecuarios que ayer apoyaban el paro de camioneros. Esta comunión de intereses está creando entre el oficialismo una sensación de acoso constante al gobierno progresista. Por eso, la PIT-CNT saldrá hoy a las calles de Montevideo desde las diez hasta las 15 (una hora menos que Argentina). La intención de la central es contrarrestar el impacto social y político de la huelga de los camioneros. Ayer esta estrategia le dio resultado. Durante la tarde, unos mil taxistas se manifestaban cerca del Congreso, cuando de pronto los dirigentes del gremio aparecieron y decidieron terminar la medida de fuerza. La explicación que dieron fue que sus demandas habían sido “malinterpretadas”. Los que estuvieron allí aseguraron que no quisieron “quedar pegados” a la patronal de los camioneros y a su enfrentamiento con el gobierno. Además, destacó Puig, los dirigentes nunca tuvieron el apoyo de los trabajadores taxistas.
El ministro de Transporte, Víctor Rossi, ya afirmó que no darán vuelta atrás con el subsidio al boleto de colectivo, una medida que beneficia a más de un millón de usuarios. Valverde sostiene que seguirán negociando con el gobierno, pero que no suspenderán el paro hasta que encuentren una solución al problema del alza del gasoil. Se trata de un conflicto sectorial más, que sólo afectará a una parte de la industria uruguaya. Sin embargo, llegó en un momento en que el FA se siente cada vez más asediado.
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