Mié 25.10.2006

EL MUNDO  › CRECE EL APOYO A LOS DEMOCRATAS EN EE.UU. POR EL FRACASO EN IRAK

Los independientes no quieren guerra

› Por Rupert Cornwell *
Desde Washington

Los votantes independientes se están uniendo a los demócratas ante la proximidad de las elecciones legislativas de mitad de término. Esto fortalece la perspectiva de una victoria resonante del partido en la Cámara de Representantes y alimenta las esperanzas de que podría capturar también al Senado. De acuerdo con una devastadora encuesta en el Washington Post de ayer, los autoproclamados independientes –que componen un tercio más o menos del electorado– dicen ahora que votarán por los demócratas y no por los republicanos en su distrito congresional, por un margen de 59 por ciento a 31 por ciento, generalmente citando como la razón principal de la desilusión la guerra con Irak.

Sin embargo, el cambio de opinión no refleja un aumento en el afecto por los demócratas. La mitad de los independientes que habían cambiado de parecer dijo que su voto sería en protesta por las políticas republicanas. Sólo el 22 por ciento dijo que adoptaba entusiastamente a los demócratas. En los últimos días, el presidente Bush ha estado tratando al máximo de instalar el tema de sus supuestos éxitos con la economía, usando una serie de apariciones públicas para señalar un continuo y sólido crecimiento, un aumento firme en los empleos y un alza en Wall Street, que ha visto cómo el Dow alcanzaba la marca de 12.000 por primera vez.

Ayer, los miembros de la campaña del presidente convocaron a un grupo de conductores de radio conservadores –cruciales para conseguir el voto republicano el 7 de noviembre– para difundir el mensaje a los fieles, desde una carpa en el parque de la Casa Blanca, de que todavía no todo está perdido. Pero la constante corriente de malas noticias, y no sólo desde Irak, está ahogando los hechos positivos que cada tanto aparecen. Casi todos los días los republicanos reciben un nuevo golpe, ya sea nueva evidencia de caos en Irak, un nuevo giro de uno de los recientes escándalos éticos, de corrupción o de sexo que están asolando al partido en el Congreso, o las recientes declaraciones en un libro de un ex asistente de la Casa Blanca acerca de que los funcionarios de la administración menospreciaban en privado a los conservadores cristianos –afectando potencialmente un distrito electoral vital–.

Los puntos de aprobación del presidente Bush han caído mientras tanto a 35 y 37 por ciento en dos encuestas publicadas esta semana, un nivel cercano al más bajo y que amenaza, por asociación, con manchar a cada candidato republicano. Todo se reduce a una sombría lectura para los estrategas republicanos. En cada encuesta los demócratas logran más, desde su percibida habilidad para manejar la crisis de Irak y tratar con el terrorismo hasta su capacidad para ofrecer liderazgos efectivos. La ventaja “genérica” de los demócratas sobre los republicanos en el voto legislativo está ahora en un 13 por ciento –más alta que la ventaja republicana antes de las legislativas de mitad de término de 1994, cuando los demócratas perdieron un record de 52 bancas y con ellas el largo control del partido por 40 años en la Cámara de Representantes–.

La subsecuente redistribución de los distritos redujo el potencial de tales cambios. Pero muchos importantes republicanos conceden ahora que los demócratas probablemente obtengan una ganancia neta de quince bancas requeridas para la más estrecha de las victorias. El partido está ahora virtiendo dinero en algunas de las cuarenta bancas republicanas que piensa que son vulnerables, algunas de ellas en regiones como el sudoeste, que previamente parecía invulnerable. Apenas menos oprobiosa para los republicanos es la perspectiva en el Senado. Hasta hace poco, se presumía que los demócratas harían un buen papel –pero no tan bueno como para ganar seis bancas para el directo control de la cámara de cien miembros–. Pero todo puede ser, dicen los analistas. Desde hace tiempo los demócratas han mantenido una ventaja en Rhode Island, Pennsylvania, Ohio y Montana. Sus candidatos ahora están cabeza a cabeza por bancas republicanas en el Senado en Missouri, Virginia y Tennessee.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère

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