Mar 31.10.2006

EL MUNDO  › OCHENTA MUERTOS POR LA ACCION DEL EJERCITO PAQUISTANI

Mortal ataque a una madraza

Las fuerzas paquistaníes dispararon contra una escuela coránica en una zona que EE.UU. considera santuario de Al Qaida. Testigos hablaron de niños muertos y otras fuentes se refirieron a jóvenes.

› Por Ricardo M. De Rituerto *
Desde Bruselas

Alrededor de ochenta personas –talibanes, según el gobierno; inocentes estudiantes, según la administración local– murieron en la madrugada de ayer en Pakistán en un ataque del ejército con helicópteros, misiles y armas de precisión contra una madraza –escuela coránica– en Chenagai, en el distrito fronterizo de Bajaur. EE.UU. y la OTAN consideran la zona como un refugio de jefes de Al Qaida y de los talibanes y han insistido ante el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, en la necesidad de acabar con esos santuarios para poder estabilizar Afganistán. Un mulá local anunció venganza.

Más que de madraza, las autoridades paquistaníes hablaban ayer de un campamento desde hace tiempo sometido a vigilancia, donde los milicianos islámicos recibían instrucción y formación militar. “El campamento ha sido destruido”, anunció el general Shaukat Sultan. “Informaciones de fuentes locales y de nuestros servicios de información nos hacen pensar que ha habido unos ochenta muertos.” Entre los muertos figura el mulá Liaquat, responsable de las instalaciones, que figuraba en una lista de integristas buscados por dar cobertura a los talibanes. El ataque se produjo no lejos de Khar, la principal localidad del territorio, a unos 200 kilómetros al noroeste de Islamabad.

Testigos locales hablaban de niños muertos, mientras otras fuentes se referían a adolescentes y hombres jóvenes. Cadáveres cubiertos con sábanas blancas fueron colocados juntos ante las ruinas de las instalaciones, mientras varios centenares de hombres proclamaron ante los cuerpos su apoyo a Osama bin Laden y al mulá Omar, jefe de los talibanes. En la localidad, miles de habitantes de Bajaur se manifestaron gritando “¡Muera Estados Unidos!”, “¡Muera Bush!”, “¡Muera Musharraf!”. En una atmósfera de cólera, el mula Fakir Mohamed, colaborador del abatido Liaquat, prometió que la matanza no quedará sin venganza.

Pese a las declaraciones del general Sultan sobre la muerte de los integristas, entre ellos varios extranjeros, el primer ministro adjunto de la provincia, Sirajaul Haq, presentó su dimisión “en solidaridad con los ochenta estudiantes inocentes muertos”.

El dimisionario pertenece a Jammat-e-Ismaili, uno de los más importantes partidos islamistas de Pakistán, en la oposición a Musharraf. “Este ataque ha sido lanzado por Estados Unidos y sus aliados, entre los que está Pakistán”, dijo antes de afirmar: “No hemos aprobado los presupuestos del ejército para que asesine a su propio pueblo”.

No es la primera que el ejército paquistaní ataca zonas fronterizas con Afganistán en las que Washington y sus aliados saben que se esconden los talibanes y algunos dirigentes de Al Qaida.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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