Mié 01.11.2006

EL MUNDO  › HABLA MARCO AURELIO GARCIA, ESTRATEGA DEL PRESIDENTE DE BRASIL

“Con Lula ganó la perspectiva mercosureña”

Tanguero de alma y amante de Buenos Aires, el actual presidente del PT dijo que la segunda vuelta electoral le permitió a Lula clarificar su mensaje y sumar apoyos para garantizar la gobernabilidad en el futuro.

› Por Mario Wainfeld

Marco Aurelio García, asesor del presidente brasileño Lula da Silva, jefe de campaña en la segunda vuelta electoral y presidente del PT, es por lo común un entrevistado ideal. Habla un castellano perfecto, sin privarse de argentinismos ni citas tangueras. Tiene la claridad propia de un sólido cuadro de centroizquierda y la engalana con una infrecuente dosis de sentido del humor. A esas condiciones, que siempre lo asisten, le agrega después del domingo una satisfacción inocultable. Tras preguntar por Buenos Aires, compartir el triunfo con “el pueblo argentino” y elogiar a Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche (“es como el Morocho, cada vez canta mejor”), García dialogó telefónicamente desde Brasilia con este cronista, con el solo pedido de cierta brevedad porque, como subrayó dos veces sin que se le notara decepción alguna, “tengo un laburo bárbaro”.

–Tal como ocurrieron las cosas, ¿le convino al presidente Lula haber llegado a la segunda vuelta?

–No tengo la menor duda. Y Lula tampoco la tiene, fue lo mejor que podía habernos ocurrido. Si ganábamos en primera vuelta hubiéramos superado apenas el cincuenta por ciento. Ahora hicimos la más grande votación, en términos absolutos, de la historia del país, 58 millones de votos. Pero sobre todo fue un momento importante para dar claridad al clivaje político, a las propuestas de gobierno, a las diferencias muy fuertes que separaban las dos candidaturas y que, a lo mejor, en la primera vuelta no estaban totalmente nítidas porque todos los otros candidatos se dedicaban a atacar a Lula para provocar la segunda vuelta. Así que el sistema electoral de doble vuelta nos permitió una gran ganancia no sólo electoral sino política para la gobernabilidad futura.

–Que un candidato como Geraldo Alckmin baje su porcentaje de votos en la segunda vuelta...

–... bajó dos millones y medio de votos...

–... es muy inusual. ¿A qué lo atribuye?

–A nuestra claridad política. Fue el elemento fundamental. Hicimos una campaña con mucha nitidez política y claridad programática, donde subrayamos el perfil de izquierda de este gobierno y eso permitió que la gente pensara mejor, votara con más convicción y se volcara con más consistencia a la candidatura de Lula.

–¿Piensa que la diferencia de votos clausura algunas amenazas de campaña, como nuevas denuncias, impeachment?

–Estoy seguro de que eso no prospera, aunque algunos sectores duros, reaccionarios que no tienen una apuesta firme en la democracia van a intentar una salida de ese tipo, lo que muchos analistas acá llaman de tercera vuelta. Pero no va a prosperar por la inconsistencia jurídica de las denuncias y también por la repercusión de la victoria política que tuvimos que fue muy abrumadora en la sociedad brasileña.

–En relación con el Mercosur y, en especial, con Bolivia, ¿qué nuevos escenarios se habilitan a partir del domingo y de los acuerdos firmados entre el gobierno de Evo Morales y Petrobras durante la semana pasada?

–Empecemos por el Mercosur, creo que fue una opción clara de la sociedad brasileña. Fue uno de los puntos que entró mucho en la discusión puesto que el candidato de la oposición tenía una postura muy reticente respecto del Mercosur y, en el fondo, proponía reanudar las negociaciones del Area de Libre Comercio para las Américas. La elección fue una derrota de esta propuesta y una victoria de una perspectiva mercosureña, de construcción de la comunidad sudamericana de naciones.

La votación fue antecedida, el sábado, de un acuerdo entre Petrobras y la empresa energética boliviana que crea condiciones muy favorables para una política de seguridad energética en toda la región, en toda América del Sur.

–Cuando Lula asumió dijo que se conformaba si, tras su mandato, todos los brasileños podían desayunar y almorzar todos los días. ¿Hasta qué punto se cumplió esa promesa?

–Con el Programa Hambre Cero y con su herramienta fundamental, que es la bolsa familia, se logró, según demuestran los números de institutos de investigación muy importantes, que 20 millones de brasileños que vivían debajo de la línea de miseria salieran de esa condición. Hay que decir también que la política de combate a la inflación, más la política de salarios, más la de inclusión social (en un sentido más amplia) permitió algo extraordinario. En el comienzo del gobierno, con un sueldo mínimo un trabajador podía comprar una canasta básica, ahora puede comprar dos y media. Eso tuvo una incidencia enorme en reducir el hambre y permitir que la gente tenga las tres comidas diarias.

–Permítanos una broma. Si alguien no puede quejarse por falta de trabajo es usted, que fue asesor presidencial, jefe de campaña en el último tramo y ahora presidente del partido oficialista. ¿Se queda sin trabajo ahora?

–No, laburo no me va a faltar (ríe). Durante un cierto período seguiré con las funciones de presidente del partido (PT), pero eso lo veremos en los próximos días. Habrá reuniones esta semana y más adelante una de la dirección nacional. Hubiera preferido descansar unos días, pero creo que no me va a dar el tiempo para eso.

–Intuimos que no.

–Bueno, no es tan grave, todavía no estoy en la situación de “mi cuerpo enfermo no resiste más” (risas).

Esta entrevista se realizó en el programa Mario de Palermo que se transmite de lunes a viernes por la Radio de la Ciudad, AM 1110.

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