EL MUNDO › EXPERTOS ANALIZAN LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS EN ESTADOS UNIDOS
Un avance demócrata en las cámaras legislativas tras las elecciones de pasado mañana pondría trabas a las políticas de “libre comercio” y de exclusión migratoria que caracterizaron al gobierno de Bush hijo.
› Por Mercedes López San Miguel
Los demócratas podrían lograr el control de una o ambas Cámaras en la elecciones legislativas de pasado mañana y esto sería como una bocanada de aire para la región, estiman analistas internacionales consultados por este diario. Según los expertos, es probable que un Bush empantanado en Irak tenga dificultades para endurecer sus leyes antiinmigración y avanzar en sus tratados de libre comercio bilaterales, ante un proceso de integración regional. Con la reelección de Lula da Silva en Brasil y la incorporación de Venezuela, señalan, el Mercosur tiene una clara perspectiva de fortalecerse como bloque comercial.
Según Mario Rapaport, profesor de historia económica de la Universidad de Buenos Aires, la política de Bush para la región ha evolucionado. Fracasado su intento de crear un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), hoy se basa casi exclusivamente en fomentar tratados bilaterales de libre comercio y dar ayuda externa, destinada en su mayoría a la asistencia militar y la lucha contra el cultivo ilegal y tráfico de drogas. Pero Rapaport destaca una contradicción en la política económica norteamericana: la zona de libre comercio no se condice con las restricciones al tránsito de personas. “No se da una movilidad de todos los factores como en la Unión Europea. Por ejemplo, a Estados Unidos le interesa colocar sus productos en México, pero socava los productos agrícolas mexicanos y después no acepta su mano de obra. Es decir, el libre comercio no existe, porque no hay igualdad entre dos desigualdades”, señaló en diálogo con Página/12. Un dato: la administración republicana sacó una ley en 2002 que aumentó los subsidios agrícolas.
Bajo la administración Bush, Estados Unidos ha avanzado con acuerdos bilaterales en varios frentes. Exceptuando el ALBA (entre Cuba, Venezuela, Bolivia) y el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, ahora también Venezuela), los demás países –Ecuador, Perú, Colombia, Chile– mantienen distintos tipos de acuerdos o negociaciones comerciales bilaterales con EE.UU. Washington también ha seducido a Uruguay y Paraguay con algún tipo de acuerdo comercial, aunque no sea un TLC formal. A pesar de estas iniciativas, en el 2002 la administración republicana sacó una ley que aumentó los subsidios agrícolas.
Sus rivales en las elecciones del martes, los demócratas, aparecen aún más proclives al proteccionismo económico y por lo tanto, más reacios a firmar los TLC. “Un triunfo de los demócratas devendría en un fortalecimiento del Mercosur en un proceso de integración para evitar que Estados Unidos, que piensa en sus propios intereses, pueda poner libremente sus capitales y a las patentes adonde quiera”, señaló Rapaport.
En cuanto al otro tema de campaña que involucra a la región, el tema migratorio, los republicanos muestran cierta hostilidad hacia la región, mientras los demócratas son ambivalentes. Por un lado no quieren traicionar al electorado latino porque se consideran el partido de las minorías, por eso son proclives a darles facilidades a los inmigrantes. “El voto latino jugará un factor decisivo en la Cámara baja, donde se impondrán los demócratas”, dijo a este diario el experto en voto latino Antonio González, del Southwest Registration Project. La Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (Naleo) indicó que el número de hispanos que votarán será un 18 por ciento superior respecto de los comicios de 2002. Aunque los latinos representan el 6 por ciento del electorado, González señaló que podrían inclinar la balanza en distritos donde la batalla electoral entre republicanos y demócratas es pareja. Pero en otros distritos, donde los latinos carecen de peso electoral, los demócratas tienen un discurso de preservación del trabajo de la clase baja norteamericana, por tanto, se muestran favorables a ponerle filtros a la inmigración. En eso se parecen a sus rivales.
Bajo el liderazgo de los republicanos más radicales, la Cámara de Representantes aprobó hace un año una ley que incluía medidas represivas contra la inmigración, causando la enérgica y masiva reacción de los hispanos que se manifestaron por todo el país. En medio de las marchas, el Senado aprobó en mayo pasado una reforma de la ley de inmigración que incluía una vía para la legalización de los indocumentados, como lo exigía Bush, aunque luego las dos Cámaras no lograron ponerse de acuerdo sobre un texto común antes de estas legislativas. De todas las medidas contempladas en el proyecto de reforma, el Congreso sólo aprobó la construcción de un muro de 1200 kilómetros en la frontera con México, aunque no otorgó los fondos necesarios para su construcción. Los demócratas, de Hillary Clinton para abajo, votaron en favor del muro. En eso también se parecen a los republicanos.
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