Dom 19.11.2006

EL MUNDO  › VENTAJA DE CHAVEZ A DOS SEMANAS DE LOS COMICIOS ELECTORALES EN VENEZUELA

Una campaña movida y “roja-rojita”

El último tramo de la campaña transcurre entre amenazas de golpes, acusaciones de desestabilización y reclamos de garantías electorales. La polarización se refleja en los medios.

› Por Diego González y Lucía Alvarez

Desde Caracas

Cuando una cámara oculta difundió las imágenes del ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, reconociendo que en la nueva Pdvsa chavista después del fracaso de la huelga petrolera que paralizó al país entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 no hay lugar para opositores porque la empresa estatal es “roja-rojita, de arriba abajo”, Venezuela se preparó para la tormenta. El gobierno especuló con que esa maniobra era la punta de lanza del famoso “plan desestabilizador” anunciado una y otra vez por el mismo presidentecandidato Hugo Chávez de cara a las elecciones del 3 de diciembre.

Sin embargo, a la oposición ahora encabezada por el ex gobernador del estado del Zulia, Manuel Rosales, la jugada se le volvió en contra cuando el aspirante a la reelección retomó el ataque y lo convirtió en el último slogan de campaña. En cada uno de sus discursos, que son más de tres diarios y de no menos de dos horas cada uno, Chávez anuncia que son “rojas-rojitas” las Fuerzas Armadas, la industria petroquímica Pequiven, los sectores que lo acompañan en cada acto, y todo lo que se le ocurra.

A poco más de una semana de haber iniciado la ofensiva, la oposición optó entonces por volver a los viejos argumentos. Mientras hombres de traje y corbata llaman abiertamente desde los canales privados como Venevisión o Globovisión a un golpe de Estado para el 5 de diciembre (ver recuadro), el sector abstencionista representado por el Frente Patriótico envió un documento a Rosales en el que le advierten que de él depende “que la oposición vaya unida al proceso electoral”.

Lo cierto es que tanto los golpistas como los abstencionistas denuncian un fraude “que ya está montado” y, aseguran, su debate se centra en “cómo actuar de manera eficaz frente al hecho cierto de no obtener las garantías electorales”. El vicepresidente, José Vicente Rangel, respondió acusando a Rosales de usar las máquinas captahuellas –el sistema electrónico que está en el centro del conflicto, ya que reconoce la identidad del votante por su huella dactilar– como pretexto para desconocer los resultados. “Está bien que se olvide de su abrazo con Pedro Carmona (presidente de facto durante los días que duró el golpe) el 12 de abril de 2002, así como de su participación en el paro petrolero. Lo que es verdaderamente insólito es que se haya olvidado del episodio del año pasado cuando en las legislativas de diciembre solicitó al Consejo Nacional Electoral (CNE) suprimir el uso de las máquinas como condición para asistir a las elecciones, pero finalmente se retiró igual, desconociendo el compromiso contraído.”

En la misma línea, Rangel salió públicamente a preguntarle a Rosales si aceptará o no una eventual derrota que, según todas las encuestas, sería de 20 puntos de diferencia. Abriendo un gran signo de interrogación, el candidato opositor en su respuesta no sólo volvió a cuestionar las “garantías electorales”, sino que convocó a su gente a la calle para el domingo 3.

Una forma de observar la polarización en Venezuela es a través de los medios de comunicación. Mientras que en los programas televisivos de oposición ya se escuchan editorialistas como Rafael Poleo solicitando firmeza a Rosales para el 4 de diciembre frente a una ya decretada fraudulenta reelección, y responsabilidad a las Fuerzas Armadas para tomar control de la situación el día 5, la respuesta de los canales oficialistas no se hace esperar y programas como “La hojilla” advierten sobre un posible atentado de los “golpistas” en cualquier espacio donde confluyan grandes masas.

Los medios gráficos, por su parte, ya han abandonado todo tipo de objetividad periodística, lanzándose de lleno a participar de las respectivas campañas. Un ejemplo de ello es el diario El Nacional, uno de los más leídos en este país. En su sección editorial del pasado domingo, sus artículos asemejaban a Chávez con el dictador Trujillo, con “el tirano (Fidel) Castro”, con el anticristo, “los iluminados musulmanes” y hasta con “la actriz mediocre, envidiosa, escaladora, una de las personalidades más resentidas y ambiciosas” Evita Perón.

Aquí, el cuarto poder pone de manifiesto la capacidad de llevar a cabo “la profecía autocumplida”, logrando así crear un escenario “tan confuso, turbulento y preñado de acontecimientos, que puede cambiar la velocidad del vértigo”.

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